La Capilla
Sixtina es uno de los edificios más famosos de la ciudad del Vaticano
perteneciente al Cinquecento Italiano. Está ubicada a la derecha de la Basílica
de San Pedro y es conocida principalmente por los magníficos frescos de su
interior.
Fue construida
entre 1471 y 1484, en la época del Papa Sixto IV, de donde procede el
nombre por el que es conocida, aunque inicialmente recibió el nombre de Capilla
Palatina.
Su arquitecto fue Giovani d’Dolci, quien se inspiraba estructural y arquitectónicamente
en antiguos edificios griegos.
La Capilla
Sixtina es un edificio de planta
rectangular y grandes dimensiones, cuyo material de construcción fue el ladrillo.
Mide aproximadamente 40,9m de largo
por 13,4m de ancho.
El exterior del edificio carece de
decoración y además, no cuenta con una fachada principal ni con entradas
exteriores, solo se puede acceder a través del interior del Palacio Apostólico. Cuenta con unos
grandes contrafuertes para reforzar las paredes exteriores, necesarios por el
agrietamiento y hundimiento de la mampostería.
En referencia
a su interior posee un techo
abovedado que se encuentra a 20,7m
de altura. Se trata de una bóveda de
cañón dividida en nueve tramos que simulan diez arcos fajones. La parte
inferior de estas bóvedas queda dividida en grandes pechinas elevadas sobre
unas pilastras. La Capilla cuenta con dos vanos a cada extremo y seis a cada
uno de los lados.
Como ya hemos
indicado anteriormente, su interior destaca por los valiosos frescos que
decoran la bóveda. En el año 1508 el
Papa Julio II encargó a Miguel Ángel que volviese a pintar la bóveda de la
Capilla Sixtina, la cual había sido pintada con anterioridad y contaba con un
cielo azul oscuro con estrellas doradas. Éste aceptó el encargo a pesar de que
se consideraba a sí mismo escultor y no pintor. Por ello es sorprendente que
realizará los admirables frescos con los que cuenta la Capilla Sixtina.
Miguel Ángel
nació en Caprese (Italia) en 1475 y falleció en Roma en 1565. Fue un
arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los
mayores artistas de la historia, tanto por sus esculturas como por sus pinturas
y obra arquitectónica. Desarrolló su labor artística a lo largo de más de
setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas,
la familia Médicis de Florencia y los diferentes Papas romanos.
Para las pinturas
de la Capilla, Miguel Ángel utilizó una técnica llamada ``Buon Fresco´´ que se
basaba en una reacción química denominada carbonatación.
Esta técnica consistía en aplicarle a la pared
muchas capas de cal. La primera mezclada con arena y el resto con mayor
concentración de cal para dejar la superficie lisa. Una vez conseguido esto, y
estando la pared húmeda, se aplican los colores que son absorbidos. Cuando la
superficie se seca, se produce la carbonatación y los colores quedan integrados
en la pared. Por lo tanto, esta técnica no dejaba margen de error, puesto que
solo se podía pintar cuando la superficie aun estaba húmeda.
Para poder
realizar los frescos de la bóveda, Miguel Ángel tuvo que levantar unos grandes andamios
que se encontraban a 20m de altura, lo que le supuso un gran esfuerzo físico.
En referencia
a las pinturas se pueden destacar nueve escenas que representan las historias del génesis, desde
la Creación hasta el renacer de la humanidad tras el Diluvio Universal: La separación
de la luz y las tinieblas, La creación de los astros, La separación de tierras
y aguas, La creación de Adan, La creación de Eva, El pecado original y la
expulsión del Paraíso, el sacrificio de Noé, el Diluvio Universal y la
embriaguez de Noé.
Estas representaciones se encuentran en la franja central de la bóveda y se
pueden agrupar entorno a tres significados: los tres primeros se refieren a la
creación del mundo, los tres siguientes a la creación del hombre y la mujer, y
los tres últimos a la maldad del hombre y el castigo divino. Además en las
pinturas impares se pueden observar unos medallones sostenidos por unas figuras
desnudas.
El hecho de
que las figuras fueran representadas completamente desnudas no gusto demasiado
al maestro de ceremonias, Biagio de
Cesana, y mando a un discípulo que tapara con más ropas a los personajes, pero
Miguel Ángel se vengó de el pintándolo en el infierno y desnudo.
En cuanto a
las paredes laterales de la capilla,
se dividen en cuatro partes según sus pinturas:
-
La primera parte y la más alta, está formada por
los lunetos donde se representa a los antepasados de Cristo con inscripciones
en latín.
-
La segunda parte se representan a los pontífices
expuestos por parejas a cada uno de los lados de los vanos.
-
La tercera parte, está formada por seis cuadros
a cada lado y dos en la pared del fondo. Los de la izquierda del altar tratan
la vida de Moisés y los de la derecha la de Jesucristo (entre los que se encuentra La
última cena). Todos estos frescos fueron pintados por artistas del
Renacimiento italiano, tales como: Perugino (La entrega de las llaves),
Botticelli, Cosimo Rosselli, Domenico Ghirlandaio, Pinturicchio y otros.
-
La última parte se trata de las cortinas pintadas
que coinciden con cada cuadro de la franja anterior.
En general, los colores que predominan
en los frescos de la capilla son colores
primarios como el rojo y el azul, aunque también se pueden apreciar colores
secundarios como el verde y el naranja.
Uno de los
frescos más grandes de la Capilla Sixtina es la representación del Juicio Final. Mide 13.70m de alto y 12.20m
de ancho y en él están representadas 400
figuras. Se encuentra situado en la pared del altar.
En la parte
superior de la composición, que ocupa más de la mitad de la pared, está
representado en el centro de la escena, el mundo celestial, presidido por
Cristo que aparece levantando el brazo derecho en señal de impartir justicia. A
su lado se puede observar a la Virgen María. Ambas figuras rodeadas por un
conjunto de santos, vírgenes, apóstoles…
Por otro lado,
en la parte intermedia a la derecha se encuentran los que ascienden a cielo, a
la izquierda los pecadores que caen al infierno y en medio los ángeles que
tocan trompetas para despertar a los muertos.
Por último, en
la zona inferior izquierda se encuentra el traslado de los muertos en una barca
hacia el juez del infierno. En los lunetos superiores están representados los
ángeles con los instrumentos de la pasión.
Como ya hemos
dicho anteriormente para realizar este fresco Miguel Ángel utilizó la técnica
del ``Buon Fresco´´ y predominan los
colores primarios como el rojo y el azul utilizado para el fondo.
Otro fresco
destacado es la creación de Adán,
que se encuentra en el centro de la bóveda de la capilla.
En este fresco
Dios aparece con la mano derecha extendida hacia Adán para darle vida. Aparece
rodeado de ángeles y su brazo izquierdo está alrededor de una figura femenina
interpretada como Eva, aunque aún no había sido creada. El brazo izquierdo de
Adán también está extendido de la misma manera que el brazo derecho de Dios,
aunque sus manos no llegan a tocarse.
La gama de colores que predomina en
esta representación son colores fríos. El color que destacado en el cuadro es el color
blanco del fondo que da un toque de luz al cuadro, dejando el primer
plano, es decir a Adán y a Dios con un contraste de luz. También predomina el
color verde en la superficie sobre la que está Adán y en una especie de fular
que cae de una de los ángeles que rodea a Dios. Además, podemos observar el color rojo aunque
en menos cantidad, en la nube sobre la que se encuentran Dios y los ángeles.
Cabe destacar
la terriblitá que muestran los
personajes, así como la perfección y la
anatomía voluminosa y musculosa de Adán.
Como curiosidad, se cree que Miguel Ángel
escondió y camufló diferentes mensajes en los que se dejaba ver su crítica a la
Iglesia católica.
Cabe destacar
que la Capilla Sixtina junto con sus
frescos fue restaurada entre los años 1980
y 1984. En la restauración se
dejaron sin limpiar pequeñas secciones para que se apreciara el contraste entre
el estado de las pinturas antes y
después de ésta.
Finalizaremos
con una cita del Papa Juan Pablo II: "Los
frescos que aquí contemplamos nos introducen en el mundo de los contenidos de
la Revelación. Las verdades de nuestra fe nos hablan desde cada lugar. De
ellas, el genio humano ha sacado la inspiración empeñándose en revestirlas de
formas de una belleza inigualable".
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