LOS JUGADORES DE
CARTAS
Los jugadores de cartas es una serie de cinco cuadros sobre
el tema de la partida de cartas que realizó el pintor francés Paul Cezanne
entre 1890 y 1895.
Esta obra pertenece al
post-impresionismo. Es una corriente que se desarrolla entre 1885 y 1900
aproximadamente y en él se agrupan las tendencias más diversas de la época
junto a autores de la talla de Edvard Munch, Van Gogh... El post-impresionismo
es un movimiento de reacción al
impresionismo y se dividió en dos fases: el puntillismo y el simbolismo. Se aprovecharon los avances del
impresionismo sobre la teoría del color e independencia de los temas y se
introdujeron factores nuevos que revalorizaron la importancia del arte.
Paul Cezanne nació en Francia en 1839. Se le
consideró el padre de la modernidad. En 1857 inició sus estudios artísticos en
el L' Ecole Municipal Libre de Dessien. No logró superar el examen de ingreso y
volvió a su tierra natal para dedicarse a la pintura. Sus primeras obras son de
estilo suave romántico. Junto a otros pintores del momento presentó en París
una exposición en cuyas obras domina la
luz y el color pero no solo no tuvo éxito social sino que fue motivo de
risas y burlas durante años. Por fin en 1882, el Salón Oficial, admitió una
obra suya pero esto tampoco ayudó mucho a su vida artística. Es en el comienzo
del siglo XX cuando sus obras empiezan a cotizarse pero pronto al mismo tiempo su salud empeoró
hasta que falleció en 1906.
El último cuadro de la serie es el más
importante y conocido de todos. Los
protagonistas de las telas son los campesinos de Aix y el jardinero del Jas de
Bouffan, Vallier. Las fuentes de inspiración empleadas por Cézanne
posiblemente fueran los jugadores de cartas pintados por Le Nain y Chardin.
Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los codos. Una alta botella nos da paso hacia la cristalera del fondo, por la que se intuye un abocetado paisaje. Los dos hombres están concentrados en el juego, interesándose el maestro en captar sus expresiones, y se presentan tocados con sendos sombreros típicos de las clases sociales humildes de la Provenza. El espectador se convierte en uno de los frecuentes observadores que contemplan estas partidas en las tabernas, al situarnos el maestro en un plano cercano a la escena y no hacer apenas referencias espaciales. La iluminación artificial se manifiesta en las sombras, especialmente en el reflejo blanco de la botella. La perspectiva es simple, unos objetos tapan a otros sin más.
Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los codos. Una alta botella nos da paso hacia la cristalera del fondo, por la que se intuye un abocetado paisaje. Los dos hombres están concentrados en el juego, interesándose el maestro en captar sus expresiones, y se presentan tocados con sendos sombreros típicos de las clases sociales humildes de la Provenza. El espectador se convierte en uno de los frecuentes observadores que contemplan estas partidas en las tabernas, al situarnos el maestro en un plano cercano a la escena y no hacer apenas referencias espaciales. La iluminación artificial se manifiesta en las sombras, especialmente en el reflejo blanco de la botella. La perspectiva es simple, unos objetos tapan a otros sin más.
Pero una vez más, el
protagonista del lienzo es el color
que inunda todos los rincones de la tela. El hombre de la derecha viste una
chaqueta de tonalidades grises amarillentas que tiene su continuidad en el
pantalón de su compañero, vestido éste con una chaqueta de tonalidades malvas
que se mezclan con diversos colores. El fondo se obtiene gracias a una mezcla
de tonos aunque abunden los rojizos, en sintonía con la mesa y el mantel. La
aplicación del color se realiza a base de fluidas
pinceladas que conforman facetas, elementos identificativos del cubismo, del
cual Cezanne es considerado como padre del movimiento que se caracteriza por tratar las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas,
fragmentando líneas y superficies. Se adopta así la llamada "perspectiva
múltiple": se representan todas las partes de un
objeto en un mismo plano. La representación
del mundo pasaba a no tener ningún compromiso con la apariencia de las cosas
desde un punto de vista determinado, sino con lo que se sabe de ellas. Por eso
aparecían al mismo tiempo y en el mismo plano vistas diversas del objeto: por
ejemplo, se representa de frente y de perfil; en un rostro humano, la nariz
está de perfil y el ojo de frente; una botella aparece en su corte vertical y
su corte horizontal. Ya no existe un punto de vista único. No hay
sensación de profundidad.
Los detalles se suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo
aspecto, como ocurre con los violines,
insinuados sólo por la presencia de la cola del mismo.
A diferencia del impresionismo del que Cézanne
parte, en este trabajo prima el volumen y la forma sobre la luz, obteniendo ese
volumen gracias al color en estado puro.
Este cuadro de la serie se
convirtió en la segunda obra de arte vendida por más dinero en la historia, más de 250 millones de dólares se
pagaron por ella. Actualmente se encuentra en el Museo de Orsay, en París.
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