sábado, 14 de marzo de 2015

Cristo Yacente

Cristo Yacente

El Cristo Yacente es una obra de Gregorio Fernández, el máximo exponente de la imaginería castellana barroca del XVII. La escultura española trata principalmente temas religiosos. Imágenes religiosas. Por eso, a los escultores se les llama imagineros. Los mecenas y clientes son cofradías, parroquias, gremios. El material empleado, dada la crisis, es madera policromada mediante la técnica de estofado y de carnaciones. Con estas técnicas se busca representar con todo realismo la piel, las telas...Tambien se emplean cabello natural, lágrimas de cristal, telas en las imágenes de vestir, ojos de cristal... Otra característica importante es la expresividad, la exaltación religiosa, el dramatismo.

 Heredero de la expresividad de Alonso Berruguete y Juan de Juni, supo reunir a estas influencias el clasicismo de Pompeyo Leoni y Juan de Arfe, de manera que su arte se liberó progresivamente del Manierismo imperante en su época hasta convertirse en uno de los paradigmas del Barroco español. Perteneció a la escuela de Valladolid, caracterizada por el realismo violento de la escultura religiosa, en el que se exalta el dolor y el patetismo.

El objetivo de estas figuras es mover a piedad, conmover al creyente que contempla la obra. España está en el siglo XVII en su Siglo de Oro cultural, pero esto coincide con la pérdida de la hegemonía de España en Europa y con una grave crisis económica y social. La Iglesia es ahora la principal cliente de obras de arte, muchas veces a través de las Cofradías. En esculturas de este tipo se plasma el ideal de la Contrarreforma. Gregorio Fernández, de origen gallego, se instaló a comienzos del XVII en Valladolid. Favorecido por la Iglesia, cofradías pasionarias, nobleza y Monarquía, el taller de Fernández alcanzó, incluso en vida del escultor, una fama considerable.

El tema del Santo Entierro había aparecido en el gótico, pero prontó surgió, a partir de ahí, el tema del "cuerpo muerto" exento para impresionar con más fuerza al espectador (Cristo muerto de Mantegna). Gregorio Fernández retoma el tema y crea un tipo iconográfico de éxito en el mundo cristiano. También creó otros prototipos de "paso procesional" de Semana Santa, como La Piedad o el mismo Cristo yacente. Es posible que esta obra, de la que no se sabe el lugar de colocación, no se usara como paso procesional. Podría haber estado debajo del altar, con lo que la impresión de cadáver adquiriría una mayor efecto.



El Cristo Yacente es una escultura exenta de bulto redondo, yacente, es una talla de madera policromada que representa a Cristo muerto. El Cristo Yacente representa a Cristo muerto sobre un sudario y refleja de forma muy naturalista el cuerpo de Cristo agotado por el dolor y el sufrimiento y un rostro demacrado.

 La policromía es sobria. Añade postizos, como por ejemplo, dientes de marfil, heridas de corcho, ojos de cristal, uñas de asta. El tratamiento del desnudo nos remite a Velásquez, con un estudio anatómico perfecto y de gran interés, por su efecto de belleza plástica. El autor realiza una serie de detalles para provocar efectos naturalistas, como el ligero levantamiento del esternón o el jugar con direcciones opuestas en hombros y caderas. El sentimiento clásico del desnudo desaparece bajo el horror de la reciente agonía, visible en las llagas, pero sobre todo en la cabeza.

El interés lo centra en el rostro, alargando los rasgos, mostrando regueros de sangre, los ojos entreabiertos, recurriendo para acentuar el naturalismo a elementos postizos, como los dientes de pasta, por ejemplo que asomas por sus labios resecos. Como su intención principal es crear en el espectador el sentimiento de realidad, las encarnaciones, heridas, moratones, etc., son de gran realismo, pero sin pretender caer en la exageración, solo con la pretensión de comunicar un sentimiento.
Los marcados plegados del paño que le cubre a medias por la zona genital y sirve de sábana, favorecen los contrastes lumínicos, dándole además un aspecto de metal muy característico de su escuela. La originalidad de la obra reside en que este Cristo no aparece relacionado ni con la Cruz, ni con sus verdugos, ni con María o el resto de personajes que tradicionalmente están presentes en las obras del martirio y la sepultura.


Existen varios modelos similares en los monasterios de la Encarnación, San Felipe Neri y en San Plácido, en Madrid. Actualmente la obra de Gregorio Fernández se encuentra en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid.




Adrián Sanz Correa






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