ARA PACIS
La historia de Roma se encuentra
dividida en tres periodos, el primero es un periodo monárquico (S. VIII-VI a.C.), a partir del momento en el
que Roma fue fundada por Rómulo y Remo en el año 753 a.C. El segundo periodo es
una república (S.V-I a.C.) tras la
desaparición del poder de los reyes y por último, el denominado Imperio (S. I a.C.-V d.C.), esta es la
última etapa a la que pertenecen los relieves del Ara Pacis.
Tras la muerte de Julio César, su
hijo adoptivo Octavio vence a sus rivales y recibe el nombre de Augusto.
Durante este reinado se produce la época de la Paz Romana (S. I y II a.C.), etapa en
la que el Imperio vive su mayor esplendor.
Esto se refleja en la cantidad de
obras artísticas que se realizaron en esa época, un ejemplo de ello sería el
edificio del Ara Pacis, un monumento conmemorativo de la época imperial.
Se realizó en Roma el año 13 a.C. y
fue inaugurado en el año 9 a.C. Se desconoce el nombre del autor o autores de
esta obra, pues los artistas romanos no eran tan valorados como los griegos.
Pero lo que sí que se sabe con seguridad es que esta obra arquitectónica fue
realizada por encargo del senado romano,
en conmemoración al triunfo de Octavio Augusto después que este estableciese la
paz en Hispania y en Galia.
Esta obra está dedicada a la diosa de la Paz, está situado en el Campo de Marte donde cada año un
carnero y dos bueyes se debían sacrificar.
El material utilizado es mármol de carrara extraído de los Alpes.
Tiene una planta rectangular de 11x10x4, 6 metros, y no está cubierto.
Era una pequeña obra arquitectónica
conmemorativa dedicada a la paz impuesta por Augusto, por ello debían sacrificar cada año a un carnero y dos
bueyes.
En el interior había un altar que corresponde a un tipo itálico (sobre un
podio, rodeado de un recinto marmóreo). Las naciones que sucumbieron ante Roma
y que por tanto formaban parte de su prosperidad, fueron seguramente el tema de
los relieves que adornaban los muros interiores del altar, y que en la
actualidad se han perdido completamente.
Sobre el altar, las figuras están
representadas en altorrelieve. Sobre
el zócalo interior, se encuentran relieves decorados con personajes femeninos,
quizás presentando alegorías sobre las provincias del imperio, mientras que en
el zócalo exterior está decorado con la representación del sacrificio que se
celebraba anualmente, con las Vestales y el pontífice máximo, acompañados por
los sacerdotes victimarios y por los animales destinados al sacrificio.
Observamos un podio sobre el que se
levanta la totalidad del monumento elevado en la parte anterior con nueve
escalones que forman una escalinata que conducen al interior y en el lado
posterior también hay otra entrada abierta por la que acceden las victimas que
han a ser sacrificadas.
El cuerpo siguiente está formado por
ocho pilastras decoradas con temas candelieri o árbol de la vida, de
orden corintio, que sustentan un entablamento reconstruido y compuesto de
arquitrabe con bandas, un friso interno decorado con bucráneos y guirnaldas en
altorrelieves también había una volada cornisa, sin techo ni tejado, abierta al
cielo.
En el exterior se encuentran separados por unos fretes (molduras
cuadradas que forman meandros) unos paneles de mármol. Los inferiores decorados
con motivos vegetales en su totalidad y los superiores decorados con escenas
mitológicas e históricas. Estos están construidos con la técnica del bajo y alto relieve que y aunque hoy en
día no tengan color se ha descubierto que el Ara Pacis original era policromada
con vivos colores y brillos donde el color azul y rojo estaba acompañado por el
dorado o el negro azabache entre otros.
En los lados cortos del edificio, a ambos lados de las puertas, se representan
escenas mitológicas alegóricas. En la entrada
del Norte podemos apreciar relieves que representan la personificación
de Roma, se han conservado muy pocos restos del relieve, pero son
suficientes para reconocer a la diosa Roma; el relieve que se encuentra a la
derecha de la puerta norte se representa el mito de Saturnina Tellus, uno
de los relieves mejor conservados del conjunto. Este relieve representa una
gran figura femenina sentada, en la que se puede observar en su vestimenta la técnica de paños mojados. En su regazo
se encuentran dos niños y algunos vegetales. La composición está perfectamente
equilibrada, a los lados están dos ninfas; una sentada sobre un cisne en vuelo,
símbolo del aire, y otra sobre un dragón marino, símbolo del mar. Estos dos
animales recuerdan la serenidad de la paz en tierra y en mar. En la entrada sur, podemos observar relieves
que representan en la parte izquierda de la puerta el Lupercal, del cual
se conservan escasos fragmentos y en la parte derecha el sacrificio de Eneas,
este presenta la cabeza cubierta y viste una túnica que deja al descubierto su
atlético busto.
En los lados largos, se representa la procesión del Ara con la
familia imperial, los sacerdotes y cargos más importantes del imperio, en la
parte superior, donde se representan los personajes más importantes en primer
plano, esculpiéndolos en altorrelieve
y los secundarios en un segundo plano, en bajorrelieve
y, en la inferior, paneles de hojas de acanto en espirales estilizadas,
también de origen griego pero interpretadas “a la romana”.
En el lado este, es la escena más importante y mejor conservada. El
relieve del lado oeste está peor
conservado y casi todas las cabezas fueron rehechas en el siglo XVI. La
perspectiva permite representar de forma jerarquizada a estos personajes; en un
primer plano los principales, en planos inferiores los secundarios. Las
figuras, aunque algo idealizadas, están individualizadas. En ambas procesiones
se puede apreciar la técnica del paño
mojado y las expresiones son muy naturales. Apareciendo en ambos lados la
mayoría de las figuras con la cara de perfil.
Nos encontramos, pues, ante una obra
que combina los elementos de origen
griego como en las hojas de acanto de las pilastras y helenístico, en el altar y en el realismo y la sobriedad característicos
de la tradición romana del retrato, representando por su calidad el punto más
alto jamás alcanzado en el arte de los relieves.
Tras siglos de abandono, el monumento
se redujo a ruinas. En 1536, y con motivo de las obras de la remodelación del
palacio de Humberto I ubicado en la vía Lucma, los obreros encontraron algunos
paneles con relieves. En aquellas fechas nadie relaciono los restos con el célebre
Ara Pacis. Poco después se descubrió que eran restos pertenecientes al Ara
Pacis y llegaron a diversos acuerdos con el Vaticano y la Galería de los Uffizi
para que les entregase los que poseía.
Tras este descubrimiento, Mussolini, jefe de la dictadura
fascista, decidió reconstruir este
monumento al igual que muchos otros con finalidad
propagandística de su poder.
Para ello se realizaron unas
excavaciones en el solar ocupado originalmente por el altar, de modo que al año
siguiente el Ara Pacis pudiera brillar de nuevo para la admiración del mundo.
La reconstrucción se llevó por Guiseppe Moretti en 1937, el cual lo
reconstruyó aceleradamente en el Museo de las Termas, de donde se trasladó al Mausoleo de Augusto. Allí fue inaugurado por Mussolini el 23 de
septiembre de 1938.
Actualmente el monumento ha sido
recubierto por un edificio de líneas minimalistas, diseñado por Richard Meier, desmontando el que se
hizo en tiempo de Mussolini y para protegerlo de la contaminación atmosférica
que sufre Roma.
Cristina Blas, Ana
Ibáñez, Carmen Romero
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