El
Panteón de Agripa
Situado en uno de los lugares más
excepcionales de la ciudad de Roma, en la Piazza
della Rotonda, se encuentra en el majestuoso Panteón de Agripa, sin duda es
uno de los monumentos mejor conservados de la Antigua Roma, a pesar de sus más
de 2000 años de la antigüedad.
Etimológicamente la palabra Panteón
es de origen griego, esta palabra está formada por pan (todo) y theon (de
los dioses) así que el panteón lo
podríamos denominar como el lugar de
todos los dioses.
El Panteón original fue levantado por
Marco Agripa en el 27 a.C, con la
idea de construir un templo que sirviera de acogida a los numerosos dioses
existentes en Roma. En el 80 d.C sufrió un devastador incendio. Adriano (sucesor
de Trajano y rey de Roma durante el Siglo de Oro, es decir el siglo en el que
Roma alcanza su máximo esplendor y desarrollo
y a su vez se extiende por todo el mediterráneo) mando construir sobre
los cimientos del templo arrasado un nuevo templo entre el 123 – 128 d.C con el
nombre de Panteón de Agripa en honor al otro templo y a su arquitecto como
aparece en el friso del pórtico de la entrada:
M. AGRIPPA.L.F.COS.TERTIUM.FECIT
Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, (lo) construyó.
La autoría de esta construcción nos
resulta incierta pero se le atribuye Apolodoro de Damasco.
Este templo está muy influido por dos
corrientes arquitectónicas: la griega (que se puede observar en el exterior) y la
etrusca (que influye más en el interior por el uso de arcos, bóvedas…)
Los dos aspectos que destacan del
exterior son: El pórtico formado por
16 columnas divididas en dos filas, estas columnas estaban realizadas a partir
de granito gris y rojo procedente de Egipto y una cubierta a dos aguas soportada por cerchas (armadura de madera en
torno la que se construye una bóveda o arco), la cubierta original estaba
formada por cerchas de bronce. Existen dos versiones de lo ocurrido con las
cerchas, una versión dice que fueron expoliadas por el Papa Urbano VII, que
mandó fundirlas para fabricar 100 cañones para el Castillo Sant’Angelo. Otra
versión asegura que el Papa Urbano VIII mandó fundir el bronce del techo para
que fuera empleado en el baldaquillo de San Pedro.
En cuanto al interior se divide en
tres naves separadas por dos filas de cuatro columnas: la nave central que es
la más amplia y conduce a la cella, y las dos laterales que terminan en dos
nichos que debían de albergar estatuas de Cesar Augusto y Agrippa trasladadas
del antiguo edificio. El fuste de dichas columnas era de granito gris y rojo.
El interior se caracteriza por ser un
espacio circular, cuyo espacio es de 43,44 al igual que la altura por lo que se
puede inscribir una espera completa en su interior. Este espacio está cubierto
por una cúpula, la mayor fabricada hasta entonces.
El interior de la cúpula está formado
por cinco filas de casetones (compartimientos
hueco generalmente de forma cuadrada a modo de armadura invertida) que
disminuyen su tamaño hacia el interior, donde esta perforado por un óculo de 9m de diámetro, este óculo
estaba formado por una cornisa de bronce al igual que los casetones y el
espacio intermedio. Este óculo permanece abierto por lo que entra tanto la luz
como la lluvia, por ello el suelo de la rotonda es ligeramente convexo, es
decir, la parte central es 30cm más alta que el perímetro, permitiendo que
fluya el agua hacia el canal situado en el perímetro.
Es cuanto al exterior de la cúpula
arranca de una sobre elevación del muro y está formado por siete anillos
superpuestos, el anillo inferior está revestido por mármol y el resto
recubiertos de plomo aunque los originales eran de bronce.
La magnífica técnica constructiva
utilizada para realizar la cúpula ha permitido que esta resistiera 19 siglos
sin necesidad de reformas. Aplicaron diferentes sistemas entre los que destaca
el uso de arcos de descarga que permitían distribuir el peso entre los 8
machetones (pilares de obra maciza). Por otro lado consiguieron aligerar el
peso de la cúpula mediante dos procesos, uno consistía en adelgazar el grosor
de muro, que pasa de 7m al 1,5 m en la parte más cercana al óculo. Además se
utilizaban los materiales más pesados en la parte más baja de la semiesfera
(hormigón) y los más ligeros en la parte superior (ladrillos, cerámica) hasta
llegar a piedra pómez. Otro aspecto importante fue que el peso que se ejerciese
de forma vertical mediante la superposición de anillos. Está técnica
constructiva consiguió sostener el peso de 5 toneladas.
La arquitectura del Panteón posee un simbolismo cósmico muy específico: el
círculo es el símbolo del cielo y el cuadrado de la tierra. La intención
original de Agrippa era construir un edificio dedicado a los siete dioses
romanos (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) reproduciendo a
su vez las semejanzas con el globo cósmico.
El Panteón ha tenido una enorme
repercusión en la arquitectura posterior. La influencia más importante se da en
Miguel Ángel, quien realizó un gran homenaje al construir la cúpula de la
Basílica de San Pedro (Vaticano) sólo un metro inferior a la del Panteón.
También, influyó en la arquitectura de Brunelleschi, permitiendo construir la
cúpula de la Basílica de Santa María de la Flor (Florencia).
El Panteón a principios de la Edad
Media tenía la función de templo pagano hasta que Bizantino Focas lo donó al
papa Bonifacio IV y se convirtió en el primer templo transformado en Iglesia
cristiana. En el Renacimiento, el Panteón es utilizado como sede de la
“Academia de los Virtuosos de Roma”, sirviendo de sepulcro a grandes artistas
italianos como Rafael o Vignola. Posteriormente, en una de las capillas del
Panteón reposan el rey Victor Manuel II, su hijo Humberto I y su esposa
Margarita.
Actualmente, sigue siendo una iglesia
donde se celebra el culto.
Por último, en 1980 se declaró todo el centro de Roma, incluido el Panteón de
Agripa, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En conclusión, el Panteón de Agripa es
una de las obras arquitectónicas más bellas y mejor conservadas del arte
romano, la muestra de ello se demuestra en todo lo que han dicho de él:
“Diseño angélico y no humano” Miguel Ángel
“El más bello recuerdo de la antigüedad romana es sin lugar a
dudas el Panteón. Este templo he sufrido tan poco, que aparenta estar igual que
en la época de los romanos” Sthendal
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