El friso de las Panateneas es una de las obras más
importantes de Fidias, gran escultor griego del estilo clásico. Fue uno de los
máximos artífices de la revolución cultural y artística que vivió Atenas en
tiempos de Pericles. Estadista empeñado en hacer de la Acrópolis de Atenas un
signo majestuoso de la grandeza de la ciudad. Fidias inicialmente practicó la
pintura, como su padre Cármides, pero enseguida orientó su actividad artística
hacia la escultura. A los 30 años ya era famoso por sus bronces de la Atenea
Promachos, realizada con el botín procedente de la batalla de Maratón y que
decoraba la Acrópolis.
Su localización original era el templo del Partenón. Actualmente
se sitúa en el Museo Británico (Londres), en el museo de la Acrópolis (Atenas)
y en el museo de Louvre (París).
Desde el punto de vista del contexto histórico de Antenas
este friso pertenece al siglo V a.C. Esta etapa estuvo marcada por el
crecimiento económico y demográfico ya que los conflictos bélicos se extendieron
en el tiempo y causaron grandes muertes y muchos destrozos. La economía estaba
basada en la minería, la artesanía y el comercio. Su estructura social era muy
cerrada distinguiéndose entre ciudadanos, metecos y esclavos. El núcleo de la
civilización griega era la ciudad-estado. Los griegos conocieron gran variedad
de regímenes políticos. El arte griego se convirtió en un eficaz vehículo del
prestigio de sus gobernantes y de las creencias religiosas de esta
civilización.
Se trata de la parte mejor conservada de la decoración
escultórica del Partenón. El friso está realizado en mármol blanco y su
longitud es de 1’60 m por uno de alto de los cuales se conservan 1’28m. Era
policromado pero el color se ha ido perdiendo con el paso de los años y su
composición era de alto relieve, esto es, las figuras resaltan más de la mitad
de su grosor sobre su entorno. También de bajo relieve, era una técnica
escultórica para confeccionar imágenes en los muros que se consigue remarcando
los bordes del dibujo y rebajando el muro, tallando las figuras que sobresales
ligeramente del fondo, con lo que se obtiene un efecto tridimensional. Por
último el medio relieve cuyas figuras sobresalen del fondo aproximadamente la
mitad. Como se trata de un relieve la pieza ha sido concebida para ser vista
desde un único punto de vista, el frontal.
La escultura estaba perfectamente proporcionada. Había
una ausencia de rigidez en las personas y actitudes que caracterizan la obra de
gracia, armonía y equilibrio.
Las figuras estaban realizadas con la técnica de paños mojados, conocida desde
la antigüedad griega y nace del interés por el estudio de la anatomía humana.
Esta técnica consisten en esculpir finos ropajes sobre los cuerpos como si se
pegaran a él por estar húmedos de forma que se vislumbra la anatomía humana de
forma muy insinuante, el cuerpo aparece vestido y desnudo a la vez, es un juego
de sutilezas muy interesante y que ha tenido gran importancia en el mundo de la
escultura. Los rostros que todavía se conservan expresan confianza y serenidad.
En esta obra aparecen doce dioses en el lado este del
friso, sentados sobre taburetes sin respaldo, excepto Zeus que aparece en su
trono. Es por ello que Fidias es conocido como escultor de dioses. También
aparecen en este friso las distintas clases sociales y animales.
Las figuras tenían movimiento ya que representaban un
desfile que se realizaba cada cuatro años en Atenas para conmemorar la batalla
de Maratón. De aquí viene el nombre de Panateneas. Las Panateneas era las
celebraciones religiosas más antiguas e importantes de Atenas.
En el lado oeste se encuentran los preparativos mientras
que en los lados norte y sur la procesión y en el este la entrega del peplo
sagrado, dicho peplo era una túnica femenina de la Antigua Grecia que llevaban
las mujeres anteriores a los años 500 a.C. es una pieza rectangular de grandes
pliegues doblada en dos para cubrir el cuerpo y luego cosida con el fin de
formar una especie de tubo cilíndrico donde la parte superior desciende sobre
el pecho. Las dos mitades de la tela son unidas por un alfiler sobre cada
hombro.
La función de este friso era simplemente adornar toda la
parte superior del Partenón y a su vez representar una de las procesiones más
importantes. En algunas de las zonas del friso llegaban a incluirse apliques de
bronce para resaltar coronas y otros objetos, pero todo esto se ha perdido.
Raquel Vivas y Celia Alfanjarín
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