martes, 11 de noviembre de 2014

HERMES CON DIONISO DE PRAXÍTELES


Esta obra escultórica de arte griego lleva el nombre de Hermes con Dioniso, y su autor es Praxíteles.
La obra se incluye en el periodo clásico (s.IV a.C) en el que los adelantos de la etapa anterior (de transición) se dejaron notar sobre todo en Atenas. Allí se marcaron las líneas de arte en aquellos momentos, con grandes artistas y escultores, como por ejemplo Polícleto. En aquel periodo adquirían sentido conceptos como la armonía, la proporción y movimiento, que definían una obra como “bella”.
Hermes se encontró en el año 1887 entre las ruinas del templo dedicado a Hera en Olimpia, y actualmente reside en el Museo Arqueológico en Olimpia.
Tiene un tema mitológico pero humanizado de acuerdo con el concepto sobre los dioses que tenían los griegos. Según los relatos de la mitología griega, cuentan que Dioniso es el hijo de Zeus y Semele. Zeus, rey de los dioses, mostró todo su potencial en forma de rayos y truenos. Zeus sabía que Semele estaba embarazada, extrajo su feto y se lo cosió en su pierna. Al cabo de unos meses nació Dioniso, es por eso el por qué se le conoce como el “dios dos veces nacido”. La custodia fue permitida a Hermes, hijo de Zeus, para protegerlo y cuidarlo.
Hermes es una obra escultórica exenta de bulto redondo, esculpida en mármol de Paros, que es un tipo de mármol de grano fino semitranslúcido y de color blanco puro, el cual se extrae del monte Parpessa en la Isla griega de Paros. Tiene una altura con basa de 3’70m y sin ella de 2’13m, en ella se puede ver a Hermes con su hermanastro Dioniso, el niño, la cual pertenece al mayor momento de esplendor del arte clásico. Lo presenta sosteniéndolo entre sus brazos y ofreciéndole un racimo de uvas (no encontrado) que el niño intenta agarrar con sus pequeñas manos.
Una de las técnicas escultóricas utilizadas por las que se caracteriza este autor es la curva praxíteliana, la cual sirve para dar cierto movimiento a las figuras y consiste en apoyar todo el peso sobre una de las piernas y así inclinar la cadera opuesta. De esta forma huye de la línea vertical y estática, dándole una postura relajada formando una “S” que proporciona una sensación de equilibrio entre movimiento y reposo, desapareciendo así la rigidez de etapas anteriores.
En cuanto a su canon de proporción, es armónica de 8 cabezas entre las partes del cuerpo, alargando así la figura, haciendo la cabeza más pequeña y presentándose mejor la anatomía humana que en el periodo anterior. El niño Dioniso también guarda esta proporción.
La cabeza es otro de los puntos de atención en esta escultura. Centrándonos en su rostro, muestra los ojos entornados, presentando así características de periodos anteriores, le dan un aire ausente, a pesar de estar jugando con su hermanastro. En cuanto a sus labios se presentan carnosos y su pelo presenta la técnica del trepano, la cual consta de realizar con un instrumento llamado trepano, el cual permite hacer profundas incisiones y oquedades, hace que den pie contrastes entre luz y sombra, por ello sus rizos crean la sensación de expresión y movimiento.
Es propio de Praxíteles el acabado de las superficies con suaves ondulaciones, de modo que la luz parece resbalar creando una sutil transición entre la luz y la sombra. El rostro y el torso de Hermes muestran un perfecto pulido casi brillante en el cual en el rostro no se aprecia con claridad, su espalda tiene marcas de los golpes del cincel y el resto de la escultura está pulida parcialmente.
Para terminar, se desconoce la finalidad con la que fue hecha la obra, sin embargo, su ejecución tiene como finalidad plasmar la belleza humana y su anatomía, tal como lo realizo Praxíteles.








Desirée Tavira e Irene Doñate

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