martes, 27 de enero de 2015



El Pantocrátor de San Clemente de Tahull
La Iglesia de San Clemente de Tahull, situada en la provincia de Lérida, es una iglesia románica que data del siglo XII. Pertenece al estilo románico pero posee una gran influencia lombarda.
En 1931 fue declarada Monumento Histórico-Artístico (Bien de Interés Cultural) y en 2000, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, dentro del conjunto de las Iglesias románicas catalanas del Valle de Bohí.

La descripción de la iglesia donde se encuentra el Pantocrátor es la siguiente:

Planta

Es de planta basilical con tres naves, con un ábside y a sus lados dos absidiolos, el que corresponde a la nave central más grande que los otros dos, más una torre exenta situada en la fachada meridional hacia oriente, muy cerca de los ábsides.[7]
Las naves convergen ligeramente hacia la cabecera. La estructura del edificio es rústica, con la piedra de los muros sin tallar. Éstos no tienen ventanas, siendo sus únicos vanos las puertas: la meridional, la occidental y la que da acceso a la torre. Sólo se abren huecos en la cabecera. La construcción de la cubierta es muy primitiva y rústica. Las vigas están superpuestas y tendidas de muro a muro sin atirantar, formando así una armadura central donde se distribuyen las otras vigas que sostienen el techo.]

Interior

Las naves están divididas por tres columnas cada una. Las columnas son cilíndricas, hechas de piedras amalgamadas. Algunas salen directamente desde el suelo, mientras que otras se asientan sobre una basa muy simple. En la parte superior están adornadas con un collarín de esquinillas, típica decoración lombarda, sobre todo de exteriores. Estas columnas carecen de capiteles y en su lugar están rematadas con ábacos muy sencillos, sobre los que se asientan los arcos. Sobre los arcos se eleva el muro, que tiene la suficiente altura para dar lugar a las dos vertientes del tejado.
La cabecera está compuesta por un ábside central y dos laterales más pequeños. En este caso se ha empleado la bóveda. En las arquerías y ventanas se observa una mejor y más cuidada labor de piedra tallada.




Exterior

Los muros no tienen ornamentación alguna y solo se ven interrumpidos por los vanos de las puertas. En los ábsides se aplica una decoración lombarda muy simple y armoniosa. El ábside central está decorado por grupos de cuatro arquillos ciegos, dobles, separados por medias columnas. Sobre ellos corre un friso de esquinillas como el que se ha visto en algunas de las columnas del interior. El tramo central tiene una ventana y sobre los laterales hay sendos vanos en forma de ojo de buey. Los absidiolos también llevan la misma decoración lombarda, pero con grupos de tres arcos ciegos en lugar de cuatro. Tienen una ventana cada uno.

Torre

La torre campanario es cuadrada y está exenta, aunque edificada muy cerca del grueso del edificio, en el ángulo del muro sur, junto a la cabecera. Es alta y esbelta, como todas las torres lombardas levantadas en el valle de Bohí. Corresponde al grupo de torres contemporáneas de las italianas edificadas en el siglo XII, que se construyeron mucho más elegantes que las de la etapa anterior.
Consta de cinco pisos asentados sobre un zócalo macizo bastante alto. En las cuatro caras de cada piso se repite la misma decoración y distinto número de ventanas. En el zócalo hay una sola ventana más los cinco arquillos ciegos. En los restantes pisos varía el número de ventanas, separadas por columnillas cuyos capiteles en forma de zapata están dispuestos perpendicularmente al muro de la torre. Los tres últimos pisos llevan a manera de imposta una decoración de esquinillas como la de los ábsides. En el friso superior hay incrustaciones de cerámica y colorido distinto de la piedra.
Todas las torres del valle de Bohí siguen el canon (o proporción de medidas) de los minaretes, que consiste en que la altura es igual al perímetro. En el cuarto piso de la torre hay una pequeña campana.
El pantocrátor se dio en el movimiento del románico. El románico se extendió por  España a principios del siglo XI hasta bien entrado el siglo XII, tomando influencias de las modas que llegaban por Italia y Francia y de la tradición y recursos artísticos antiguos.
La arquitectura románica se dispersó por la mitad norte de España hasta el rio Tajo, durante la época de reconquista y repoblación cristiana bajo el reinado de Alfonso I de Aragón, hecho que benefició su desarrollo.
Primeramente entró por tierras catalanas, dejando sobretodo edificios religiosos, como es el caso de la Iglesia San Clemente de Tahull y otras semejantes.
Las primeras Iglesias románicas construidas en las regiones de Cataluña y Aragón utilizaron características y ornamentación lombarda, introducidas por el abad Oliba, que viajó a Roma donde conoció esta labor constructora a principios del
s. XI.

La construcción de San Clemente de Tahull consta de dos etapas, la primera en el s. XI, en la que se realizó la ornamentación, el arranque de la cabecera y parte del muro sur del templo. La obra es finalizada a principios del s. XII y consagrada por el obispo de Barbastro San Ramón de Roda en el 1123.
 La pintura del Pantocrator de San Clemente de Tahull.
El Pantocrátor de San Clemente de Tahull sabemos, que por su situación es un inmueble. Esta decorando una bóveda de cuarto de esfera en el ábside de la iglesia de San Clemente de Tahull.
En la actualidad podemos encontrarlo en el museo nacional de arte de Cataluña que fue trasladado entre los años 1919 y 1923 por la técnica de arrancamiento, o strappo, consiste en desprender la capa pictórica sin mortero. Sobre esta superficie se aplican dos capas de tela de algodón con una cola orgánica caliente que, una vez seca, se contrae, permitiendo arrancar la pintura.
Cuando se completaron estos pasos, el conjunto pictórico se enrrolló y se embalaron en cajas de madera, que fueron trasportadas hasta el museo.

Análisis técnico:
* FORMA: Obra pictórica realizada sobre una bóveda de cuarto de esfera en el ábside de la iglesia de San Clemente, con un diámetro de 4 ms.
* MÉTODO: Pintura realizada al fresco, sobre muro.
DESCRIPCIÓN GENERAL: Las pinturas que analizamos se encuentran divididas en dos franjas horizontales de distinto tamaño, separadas por una banda con textos. En la franja superior que se corresponde con la zona curvada en vertical de la bóveda, aparece en posición central un Pantocrátor o Cristo en Majestad, sentado, apoyado sobre una franja curvada decorada con motivos vegetales. Lo rodea una mandorla decorada con perlas, en cuya parte superior apoya su cabeza y un nimbo de color blanco. Viste una túnica de color gris, a la que se sobrepone un manto de tono azulado. Su rostro, alargado y muy simétrico, presenta una mirada penetrante, además en el pantocrátor se enmarcan las figuras. Este Cristo Juez alza su brazo derecho en actitud de bendecir, mientras su mano izquierda sostiene un libro abierto en el que puede leerse la frase "EGO SUM LUX MUNDI"
(yo soy la luz del mundo) escrita en letras capitales latinas. Además, muestra sus pies desnudos, sobresaliendo de la mandorla y apoyados en una media esfera. A izquierda y derecha de su figura aparecen las letras griegas alfa y omega. Rodean al Pantocrátor, en la misma franja, cuatro ángeles que portan los símbolos de los cuatro evangelios (Tetramorfos). El que figura en la zona superior izquierda porta un libro (ya que el propio ángel es el símbolo del evangelio de San Mateo). Bajo él, otro ángel se acompaña de un león (San Marcos). El esquema se repite en la zona derecha, con las representaciones de un águila (San Juan) y de un toro alado (San Lucas). La composición se remata, en los extremos, con la presencia de sendos serafines, dotados de seis alas, en cuatro de las cuales se observan

representaciones de ojos. Todo este sector de la bóveda presenta un fondo de tres colores dispuestos en vertical; de abajo a arriba: azul, amarillo y negro. Las figuras situadas en el sector de fondo azul aparecen enmarcadas por círculos.
En la franja inferior se hallan representadas seis figuras separadas en dos grupos de tres por el arco que permite la iluminación interior del ábside. A nuestra izquierda se encuentran Santo Tomás, San Bartolomé y la Virgen. A la derecha figuran San Juan, Santiago y San Felipe, cuya representación está prácticamente perdida. Sus nombres aparecen indicados en la banda que separa esta zona de la superior. Todas las figuras se sitúan bajo arcos rebajados sostenidos por columnas con capiteles con decoración vegetal. María porta un cáliz, mientras los apóstoles llevan libros que muestran al espectador.
En general las figuras aparecen contorneadas por líneas negras, a modo de siluetas dibujadas. Los trazos son bastante acusados y los colores están bien definidos. En toda la composición es evidente un interés por la simetría, establecida a partir del eje vertical de la bóveda y del arco del ábside. Además, tanto en el Pantocrátor como en las figuras del registro inferior se observa clara frontalidad en las representaciones, que no existe en cambio en los ángeles y símbolos del Tetramorfos. El hieratismo es, sin embargo, rasgo común a todas estas obras, que se caracterizan también por presentar una representación plana, con ausencia total de perspectiva.
B) Análisis simbólico:
La simbología del ábside de Tahull es bien evidente. Constituye una representación gráfica de un pasaje del Apocalipsis de San Juan, en el que describe la visión de Cristo entronizado rodeado por el Tetramorfos, que acabará simbolizando la obra de los cuatro evangelistas. Así pues, nos encontramos ante un tema de hondas raíces en la iconografía cristiana: la Maiestas Domini o Cristo en Majestad, que representa a Jesús todopoderoso en actitud de bendecir al mundo (que se halla a sus pies) pero cuyo rostro (serio y sereno al mismo tiempo) denota también la concepción de Dios-juez de las obras humanas. Como las letras griegas acreditan, él es principio y fin de todas las cosas; la luz del mundo, en definitiva, según reza la frase en latín. Debe, por tanto, el hombre seguir este mensaje divino, que le garantiza su salvación eterna.
Por otra parte, la disposición del conjunto pictórico en dos franjas horizontales viene a simbolizar la presencia de dos ámbitos paralelos: en el superior se representa el Cielo, en torno a Cristo; en el inferior se nos muestra a la Iglesia, mediante las figuras de María y los apóstoles.

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