RETRATO
DEL MATRIMONIO ARNOLFINI
Nos
encontramos ante un majestuoso retrato que recibe el nombre de “El Matrimonio Arnolfini”, el cual está
lleno de simbolismo y minuciosos detalles.
La obra fue pintada en Flandes, durante el siglo XV. En esta época aparece una sociedad avanzada con una
economía basada en los productos textiles de lujo y en el comercio, favorecido
por su excelente situación estratégica. La burguesía flamenca, debido a su alto
desarrollo intelectual, gusta del lujo y de las obras de arte. Y esas obras de
arte son para el propio disfrute, o sea, para llevárselas a casa o para
instalarlas en capillas privadas. Por eso la pintura es la técnica ideal
(manejable, barata y propensa a reflejar los gustos burgueses).
El
Matrimonio Arnolfini está situado actualmente en la National Gallery de
Londres. Esta obra pertenece a la Escuela
Pictórica Flamenca del siglo XV dentro de la fase del gótico, también llamada de los primitivos flamencos. Sus
características más importantes son las siguientes: Por una parte es una pintura realista ya que pinta lo que se
ve a través de los sentidos: valores táctiles, calidad de las materias,
utilizando e introduciendo para ello la técnica
del óleo. Por otra, los pintores mejoran y propugnan el género del retrato individual desde el que nos
ofrecen el reflejo de la vida flamenca del siglo XV. También siguen realizando
temas religiosos donde el retrato de los donantes de los cuadros se convierte
en un género iconográfico sin perder de vista el elemento religioso que se
representa, generalmente en primer plano.
Jan
Van Eyck, fue por tanto, uno de los iniciadores
y más alto representante siendo este la figura que nos lleva a la transición
desde el gótico internacional hasta la Escuela Flamenca.
Este, Jan Van Eyck, trabajó la técnica del óleo sobre
tabla,
que supone los siguientes procesos: trabajar la madera, después de alisarla se
aplica sobre ella yeso y cola; y posteriormente, el dibujo que sirve de guía
para la aplicación del color y barniz. La técnica del óleo supone el uso de
aceites grasos que facilitan el secado y el uso de tintas fluidas y transparentes
que llevaran a la realización de la técnica
de veladuras, con las que se obtiene
las luces en el cuadro y se matizan los colores. Al finalizar con el barniz los
colores se convierten en más brillantes. Con esta técnica se consiguió la minuciosidad, el deleite en la reproducción
de objetos, el naturalismo y el amor al paisaje.
En
las ciudades flamencas, la burguesía encargaba retratos o trípticos religiosos
destinados a sus oratorias y casas particulares lo que explica el tamaño del
formato, pequeña. Por tanto, esta obra, es un ejemplo representativo de estos
encargos que reflejan los gustos y los ambientes en que se desarrollaba esta
nueva clase social enriquecida.
Este
retrato data de 1434 como se puede
observar en la inscripción. A este se le atribuyen diferentes interpretaciones:
La
primera, por Panofsky que defiende
la lectura simbólica e iconográfica, este interpretó la obra como un
certificado de matrimonio, matrimonio secreto que tiene lugar en el dormitorio
de una casa particular. El reflejo del propio autor le lleva a interpretar que
el propio Jan Van Eyck fuera testigo de este propio evento.
La
segunda que busca una visión más amplia dentro del contexto social esta es
defendida entre otros por Edwin Hall,
que interpreta este retrato como una alianza entre dos familias de comerciantes
italianas ricas con todos los beneficios económicos y sociales que se podrían
derivar de la misma. Este argumenta por ello, que no puede representa como
decía Panofsky una boda por dos motivos, uno por la posición del brazo de la
figura masculina y por el toque de las manos de la pareja el toque de manos se
utilizaba para expresar el consentimiento mutuo del matrimonio, pero Panofsky
rebatió que esta posición era solo resultado de la licencia artística. Por otra
parte, tampoco puede representar un matrimonio clandestino e ilegal, ya que, era
incompatible con las leyes jurídicas del momento. Por ello, Edwin Hall cree que
lo que realmente representa es la
celebración y la rectificación de los acuerdos para un futuro matrimonio.
Pero
la interpretación más aceptada es la que representa la boda de Giovanna Cenami
y el comerciante italiano Arnolfini que se había establecido en Brujas hacia
1420, ciudad donde tenía su taller el pintor.
Existen
contradicciones entre las
interpretaciones que se dan a la acción que se está realizando y el lugar en el
que se está produciendo ya que no se puede considerar como una cámara nupcial,
ya que el sacramento del matrimonio todavía no ha tenido lugar; y si se tratará
de una ceremonia de compromiso, el espacio no podría ser considerado como un
dormitorio.
El resultado de esta obra fue magnífico,
se caracteriza por la brillantez, translucidez e intensidad del color,
resistencia y plasticidad, al mismo tiempo, captaba la luz.
En comparación con la
técnica del temple, la técnica del óleo era menos costosa y más intensa.
Además, fue un medio único y preciso para pintar texturas, metales, el cabello…
y más significativamente, la luz que crea la imagen del aire. Todo esto se
conoce como realismo sensorial.
Jan Van Eyck, es el
primer pintor que demuestra una atención extrema al detalle y a la atmósfera.
El Matrimonio
Arnolfini es una obra pintada al óleo sobre una tabla de roble que posee unas
dimensiones de 81,8 x 59,7 cm. En esta el pintor añadió elementos propios de la
Escuela de los Primitivos Flamencos. Entre ellas:
o
La minuciosidad: Al
ser una pintura concebida para la exhibición doméstica, lo que permite verla de
cerca, los detalles se plasman con mayor escrupulosidad siendo esta
microscópica, sólo posible gracias al empleo del óleo. Por ejemplo, en el
espejo del fondo en cuyo marco están representadas diez escenas de la Pasión de Cristo se refleja toda la
habitación vista desde atrás, incluyendo todo el mobiliario, el matrimonio,
otras dos personas y el ventanal con una vista de Brujas.
o
El deleite en
la reproducción de objetos: Los flamencos se enorgullecen del bienestar material
que han logrado, de sus pequeñas posesiones, y las representan en sus obras: la
lámpara, los muebles finamente labrados, la ropa, etc. En esta obra aparecen,
además, otros objetos aparentemente injustificados; la tesis de Panofsky se
apoya en ellos.
o
El naturalismo: se preocupaba mucho por representar la realidad con la mayor exactitud
posible, aunque al ojo moderno la imagen parezca escasamente realista por la
actitud hierática de los retratados incluso el perro. El movimiento es nulo en
la imagen; las formas tienen una solidez escultórica, y la escena, en general,
es rígida, teatral y poco espontánea.
o
La preocupación por la luz, el color y
la perspectiva:
propias de él, en ello se adelantó a su tiempo: la luz que penetra por
la ventana es suave y envuelve las formas delicadamente, la claridad se
disuelve, poco a poco, en una atmósfera, de tal manera que hasta parece
representado el aire. Existen también otros focos de luminosidad más obvios
como el rostro y el paño de ella, y otros no tanto, como sus manos. Otro rasgo
curioso es que la única vela encendida en lámpara en verdad no desprende ningún
tipo de luminosidad. En la parte izquierda debemos tener cuenta que también
existen sombras que se consiguen mediante los colores.
En el Matrimonio Arnolfini no existe una mezcla heterogénea de colores.
Pero podemos diferenciar tres
composiciones como son: el marrón
casi negro de la figura del hombre, el verde
mucho más espectacular de la figura de la mujer y el rojo que aparece por detrás de estas dos figuras en la cama y en el
sillón. Estos los podemos agrupar dentro de colores primarios, secundarios y
terciarios. El rojo es uno de los
tres colores primarios (junto con el amarillo y el azul); el verde es un color secundario que
proviene de la mezcla del azul y el amarillo que, curiosamente, son los otros
dos colores a destacar dentro del vestido verde de la mujer de Arnolfini. Por
su parte, el color marrón casi negro
es un color terciario fruto de las numerosas mezclas de colores que el pintor
llevase a cabo en su paleta.
El estudio de la luz está relacionado con la perspectiva ya que esta
pretende crear la ilusión de profundidad. Los Primitivos Flamencos utilizan una
perspectiva empírica, sin proporciones, representando así minúsculos detalles.
o
El gusto por el alargamiento de las formas: se aprecia en los largos ropajes que lleva la esposa
que provocan curvas que dan movimiento, a la vez, que un gran efecto estético.
o
La sobriedad: en la zona
de la figura de la mujer aparecen los colores más brillantes provocando un
contraste entre las tonalidades más cálidas y las más frías.
Respecto al análisis
técnico, nos encontramos ante una obra cuya interpretación más aceptada ha
sido la representación del acto matrimonial de Giovanna Cenami y el comerciante italiano Arnolfini. En
esta obra se puede observar también a dos personas reflejadas en un espejo las
cuales serían los testigos de este enlace y entre estos dos se encuentra el
pintor Jan Van Eyck. Lo que se pretendía era guardar un recuerdo de este acto y
a la vez tener un testigo tan importante como lo es el pintor de este retrato.
Además en la parte superior del espejo ha colocado una inscripción que
testifica la celebración del acto matrimonial.
En
cuanto al simbolismo de esta
obra, podemos apreciar así que cada objeto posee su propio sentido:
·
Los muebles: eran exclusivamente el privilegio de
un rey o un gran señor en su corte.
·
La cama: es muy importante ya que simboliza el
estatus, el poder, riqueza y privilegio que llegaron a aparecer como objeto de
culto y sinónimo de nobleza, estos poseían una cama en el salón donde daban a
luz o también donde tenía lugar la muerte. El color rojo de la cama simboliza
la pasión.
·
La gravidez o embarazo de Giovanna
Cenami: responde a un
ideal de la belleza femenina, que en el siglo XV, las Santas y Vírgenes, que,
evidentemente, no pueden estar embarazas, también parecen grávidas.
·
Los zuecos de madera y zapatos: resulta importante el hecho de que
ellos vayan descalzos ya que, quiere decir que en esos momentos el suelo que
pisaban era sagrado, por la celebración del enlace matrimonial. También podemos
decir que los zapatos de color rojo de la mujer que están colocados más hacia
el interior, representan el hogar, así como las tareas del hogar y esperando a
su marido. Los zuecos del hombre más próximos al mundo exterior, indicando que
se ocupa de negocios de la familia y llevando el dinero al hogar para mantener
su buena posición social.
·
El cabezal de la cama: se ve la talla de una
mujer con un dragón a los pies.
Es probable que sea Santa Margarita, patrona de los alumbramientos, cuyo
atributo es el dragón; pero por la escobilla que hay al lado podría ser Santa Marta, patrona
del hogar, que comparte idéntico atributo.
·
La alfombra: situada junto a la cama que es muy
lujosa y cara, procedente de Anatolia, esta muestra la fortuna y posición de
estos.
·
Los frutos: los podemos observar en el alféizar de
la ventana, recuerdan el estado de inocencia de los hombres. Se han dado
diferentes interpretaciones identificándolos como naranjas, y estas
simbolizarían el origen mediterráneo de los Arnolfini. Otros, los han
identificado como melocotones.
·
Las ropas de los esposos: refuerzan que entendamos la buena
posición social que poseían ya que,
aunque parece que el cuadro está pintado en tiempo veraniego o primaveral,
ellos llevan pesadas túnicas que realzan su alta posición socio económica. Él
porta un tabardo oscuro y sobrio y ella un elegante vestido verde, color de la
fertilidad. Complementado con collar, anillos y un cinturón, todos ellos de
oro. De la mujer podemos destacar el paño que lleva sobre la cabeza, que el
pintor ha trabajado minuciosamente dando un papel importante, ya que, Brujas
era una cuidad caracterizada por vender los más famosos paños flamencos de la
época.
·
La lámpara: es un candelabro de seis brazos, que
sólo tiene una vela encendida, simbolizando el amor era costumbre flamenca
encender una vela el primer día de la boda. Pero también recuerda la candela
que luce siempre en el sagrario de la iglesia, la permanente presencia de
Cristo.
·
El perro: es símbolo de fidelidad, la cual es
imprescindible para el matrimonio. Este se asocia a la figura femenina. Los
perros son comunes en la iluminación de manuscritos flamencos, a menudo ocupan
un área vacía en el primer plano, lo que sugiere que la función primaria de los
animales es la composición.
·
El espejo: es uno de los ejemplos de minuciosidad
microscópica conseguida (mide 5’5 centímetros y cada una de las escenas de la
pasión que le rodean mide 1’5 centímetros). En él se refleja a los dos testigos
de la boda, esto provoca que el cuadro este lleno de naturalismo y de
profundidad. Estos pequeños espejos eran muy populares, se llamaban “brujas” y
se usaban para ahuyentar la mala suerte. Este también ha sido interpretado como
símbolo de la pureza de la mujer que llega virgen al matrimonio. En torno al
espejo se muestran 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis (las paradas del
camino de Cristo hasta su muerte en el Gólgota). Su presencia sugiere que la
interpretación del cuadro debe ser cristiana y espiritual.
·
El rosario: era un presente
habitual del novio a su futura esposa. El cristal es signo de pureza, y el
rosario sugiere la virtud de la novia y su obligación de ser devota.
·
La gárgola: aparece sobre
las manos entrelazadas de la pareja en actitud sonriente. Algunos autores creen
que esta es clave para entender el significado del enlace. Y esto podría ser un
exorcismo para alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.
Para
concluir con los simbolismos, si relacionamos todos la mayoría, hacen
referencia a la búsqueda de un hijo. Pero cabe citar que estos no consiguieron
cumplir este deseo y por lo tanto desde el punto de vista cristiano de la época
no consiguieron culminar el propósito de su enlace.
Respecto
a la composición podemos observar
que los distintos objetos han sido hábil y racionalmente colocados, de modo que
desde adelante hacia atrás, y de arriba a abajo, el espacio pictórico está
ocupado casi en su totalidad por algún elemento de carácter tridimensional o
por la compleja interacción de las sombras y luces reflejadas.
Finalmente,
sobre el destino del cuadro podemos
decir que alrededor de 1516, lo sitúan en manos de Don Diego de Guevara,
caballero español y amigo de los Arnolfini. En 1516 se lo regaló a Margarita de
Austria, gobernadora entonces de los Países Bajos. En 1530 Margarita de Austria
lo deja en herencia a su sobrina, María de Hungría, que fue a vivir a España en
1556. Dos años más tarde llegó a las manos de Felipe II. De 1559-1700 se
encontró en el Real Alcázar de Madrid. Durante la Guerra de la Independencia
(1808-1814) apareció en Londres. Hasta 1842 no se supo nada de esta obra, en
este año fue trasladada a la Galería Nacional de Londres.
Para
concluir, Jan Van Eyck influyó en otros autores como Vermeer, en aspectos como la iluminación utilizando las ventanas
laterales.
Velázquez también se inspiró en él, al utilizar
el espejo como recurso pictórico, en Las
Meninas y La Venus del espejo.
También
tuvo Vicent Van Gogh influencia de
este, en su gusto por representar los objetos cotidianos presentes en la vida
diaria.
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