miércoles, 28 de enero de 2015

RETRATO DEL MATRIMONIO ARNOLFINI

RETRATO DEL MATRIMONIO ARNOLFINI
Nos encontramos ante un majestuoso retrato que recibe el nombre de “El Matrimonio Arnolfini”, el cual está lleno de simbolismo y minuciosos detalles.

La obra fue pintada en Flandes, durante el siglo XV. En esta época aparece una sociedad avanzada con una economía basada en los productos textiles de lujo y en el comercio, favorecido por su excelente situación estratégica. La burguesía flamenca, debido a su alto desarrollo intelectual, gusta del lujo y de las obras de arte. Y esas obras de arte son para el propio disfrute, o sea, para llevárselas a casa o para instalarlas en capillas privadas. Por eso la pintura es la técnica ideal (manejable, barata y propensa a reflejar los gustos burgueses). 

El Matrimonio Arnolfini está situado actualmente en la National Gallery de Londres. Esta obra pertenece a la Escuela Pictórica Flamenca del siglo XV dentro de la fase del gótico, también llamada de los primitivos flamencos. Sus características más importantes son las siguientes: Por una parte es una pintura realista ya que pinta lo que se ve a través de los sentidos: valores táctiles, calidad de las materias, utilizando e introduciendo para ello la técnica del óleo. Por otra, los pintores mejoran y propugnan el género del retrato individual desde el que nos ofrecen el reflejo de la vida flamenca del siglo XV. También siguen realizando temas religiosos donde el retrato de los donantes de los cuadros se convierte en un género iconográfico sin perder de vista el elemento religioso que se representa, generalmente  en primer plano.

Jan Van Eyck, fue por tanto, uno de los iniciadores y más alto representante siendo este la figura que nos lleva a la transición desde el gótico internacional hasta la Escuela Flamenca.
Este, Jan Van Eyck, trabajó la técnica del óleo sobre tabla, que supone los siguientes procesos: trabajar la madera, después de alisarla se aplica sobre ella yeso y cola; y posteriormente, el dibujo que sirve de guía para la aplicación del color y barniz. La técnica del óleo supone el uso de aceites grasos que facilitan el secado y el uso de tintas fluidas y transparentes que llevaran a la realización de la técnica de  veladuras, con las que se obtiene las luces en el cuadro y se matizan los colores. Al finalizar con el barniz los colores se convierten en más brillantes. Con esta técnica se consiguió  la minuciosidad, el deleite en la reproducción de objetos, el naturalismo y el amor al paisaje.

En las ciudades flamencas, la burguesía encargaba retratos o trípticos religiosos destinados a sus oratorias y casas particulares lo que explica el tamaño del formato, pequeña. Por tanto, esta obra, es un ejemplo representativo de estos encargos que reflejan los gustos y los ambientes en que se desarrollaba esta nueva clase social enriquecida.
Este retrato data de 1434 como se puede observar en la inscripción. A este se le atribuyen diferentes interpretaciones:
La primera, por Panofsky que defiende la lectura simbólica e iconográfica, este interpretó la obra como un certificado de matrimonio, matrimonio secreto que tiene lugar en el dormitorio de una casa particular. El reflejo del propio autor le lleva a interpretar que el propio Jan Van Eyck fuera testigo de este propio evento.
La segunda que busca una visión más amplia dentro del contexto social esta es defendida entre otros por Edwin Hall, que interpreta este retrato como una alianza entre dos familias de comerciantes italianas ricas con todos los beneficios económicos y sociales que se podrían derivar de la misma. Este argumenta por ello, que no puede representa como decía Panofsky una boda por dos motivos, uno por la posición del brazo de la figura masculina y por el toque de las manos de la pareja el toque de manos se utilizaba para expresar el consentimiento mutuo del matrimonio, pero Panofsky rebatió que esta posición era solo resultado de la licencia artística. Por otra parte, tampoco puede representar un matrimonio clandestino e ilegal, ya que, era incompatible con las leyes jurídicas del momento. Por ello, Edwin Hall cree que lo que realmente representa  es la celebración y la rectificación de los acuerdos para un futuro matrimonio.
Pero la interpretación más aceptada es la que representa la boda de Giovanna Cenami y el comerciante italiano Arnolfini que se había establecido en Brujas hacia 1420, ciudad donde tenía su taller el pintor.
Existen contradicciones entre las interpretaciones que se dan a la acción que se está realizando y el lugar en el que se está produciendo ya que no se puede considerar como una cámara nupcial, ya que el sacramento del matrimonio todavía no ha tenido lugar; y si se tratará de una ceremonia de compromiso, el espacio no podría ser considerado como un dormitorio.
El resultado de esta obra fue magnífico, se caracteriza por la brillantez, translucidez e intensidad del color, resistencia y plasticidad, al mismo tiempo, captaba la luz.
En comparación con la técnica del temple, la técnica del óleo era menos costosa y más intensa. Además, fue un medio único y preciso para pintar texturas, metales, el cabello… y más significativamente, la luz que crea la imagen del aire. Todo esto se conoce como realismo sensorial.
Jan Van Eyck, es el primer pintor que demuestra una atención extrema al detalle y a la atmósfera.
El Matrimonio Arnolfini es una obra pintada al óleo sobre una tabla de roble que posee unas dimensiones de 81,8 x 59,7 cm. En esta el pintor añadió elementos propios de la Escuela de los Primitivos Flamencos. Entre ellas:
o        La minuciosidad: Al ser una pintura concebida para la exhibición doméstica, lo que permite verla de cerca, los detalles se plasman con mayor escrupulosidad siendo esta microscópica, sólo posible gracias al empleo del óleo. Por ejemplo, en el espejo del fondo en cuyo marco están representadas diez escenas de la Pasión de Cristo se refleja toda la habitación vista desde atrás, incluyendo todo el mobiliario, el matrimonio, otras dos personas y el ventanal con una vista de Brujas.
o        El deleite en la reproducción de objetos: Los flamencos se enorgullecen del bienestar material que han logrado, de sus pequeñas posesiones, y las representan en sus obras: la lámpara, los muebles finamente labrados, la ropa, etc. En esta obra aparecen, además, otros objetos aparentemente injustificados; la tesis de Panofsky se apoya en ellos.

o        El naturalismo: se preocupaba mucho por representar la realidad con la mayor exactitud posible, aunque al ojo moderno la imagen parezca escasamente realista por la actitud hierática de los retratados incluso el perro. El movimiento es nulo en la imagen; las formas tienen una solidez escultórica, y la escena, en general, es rígida, teatral y poco espontánea.

o        La preocupación por la luz, el color y la perspectiva: propias de él, en ello se adelantó a su tiempo: la luz que penetra por la ventana es suave y envuelve las formas delicadamente, la claridad se disuelve, poco a poco, en una atmósfera, de tal manera que hasta parece representado el aire. Existen también otros focos de luminosidad más obvios como el rostro y el paño de ella, y otros no tanto, como sus manos. Otro rasgo curioso es que la única vela encendida en lámpara en verdad no desprende ningún tipo de luminosidad. En la parte izquierda debemos tener cuenta que también existen sombras que se consiguen mediante los colores.
En el Matrimonio Arnolfini no existe una mezcla heterogénea de colores.  Pero podemos diferenciar tres composiciones como son: el marrón casi negro de la figura del hombre, el verde mucho más espectacular de la figura de la mujer y el rojo que aparece por detrás de estas dos figuras en la cama y en el sillón. Estos los podemos agrupar dentro de colores primarios, secundarios y terciarios. El rojo es uno de los tres colores primarios (junto con el amarillo y el azul); el verde es un color secundario que proviene de la mezcla del azul y el amarillo que, curiosamente, son los otros dos colores a destacar dentro del vestido verde de la mujer de Arnolfini. Por su parte, el color marrón casi negro es un color terciario fruto de las numerosas mezclas de colores que el pintor llevase a cabo en su paleta.
El estudio de la luz está relacionado con la perspectiva ya que esta pretende crear la ilusión de profundidad. Los Primitivos Flamencos utilizan una perspectiva empírica, sin proporciones, representando así minúsculos detalles.
o        El gusto por el alargamiento de las formas: se aprecia en los largos ropajes que lleva la esposa que provocan curvas que dan movimiento, a la vez, que un gran efecto estético.

o        La sobriedad: en la zona de la figura de la mujer aparecen los colores más brillantes provocando un contraste entre las tonalidades más cálidas y las más frías.

Respecto al análisis técnico, nos encontramos ante una obra cuya interpretación más aceptada ha sido la representación del acto matrimonial de Giovanna Cenami y el comerciante italiano Arnolfini. En esta obra se puede observar también a dos personas reflejadas en un espejo las cuales serían los testigos de este enlace y entre estos dos se encuentra el pintor Jan Van Eyck. Lo que se pretendía era guardar un recuerdo de este acto y a la vez tener un testigo tan importante como lo es el pintor de este retrato. Además en la parte superior del espejo ha colocado una inscripción que testifica la celebración del acto matrimonial.

En cuanto al simbolismo de esta obra, podemos apreciar así que cada objeto posee su propio sentido:
·                    Los muebles: eran exclusivamente el privilegio de un rey o un gran señor en su corte.
·                    La cama: es muy importante ya que simboliza el estatus, el poder, riqueza y privilegio que llegaron a aparecer como objeto de culto y sinónimo de nobleza, estos poseían una cama en el salón donde daban a luz o también donde tenía lugar la muerte. El color rojo de la cama simboliza la pasión.
·                    La gravidez o embarazo de Giovanna Cenami: responde a un ideal de la belleza femenina, que en el siglo XV, las Santas y Vírgenes, que, evidentemente, no pueden estar embarazas, también parecen grávidas.
·                    Los zuecos de madera y zapatos: resulta importante el hecho de que ellos vayan descalzos ya que, quiere decir que en esos momentos el suelo que pisaban era sagrado, por la celebración del enlace matrimonial. También podemos decir que los zapatos de color rojo de la mujer que están colocados más hacia el interior, representan el hogar, así como las tareas del hogar y esperando a su marido. Los zuecos del hombre más próximos al mundo exterior, indicando que se ocupa de negocios de la familia y llevando el dinero al hogar para mantener su buena posición social.
·                    El cabezal de la cama: se ve la talla de una mujer con un dragón a los pies. Es probable que sea Santa Margarita, patrona de los alumbramientos, cuyo atributo es el dragón; pero por la escobilla que hay al lado podría ser Santa Marta, patrona del hogar, que comparte idéntico atributo.
·                    La alfombra: situada junto a la cama que es muy lujosa y cara, procedente de Anatolia, esta muestra la fortuna y posición de estos.
·                    Los frutos: los podemos observar en el alféizar de la ventana, recuerdan el estado de inocencia de los hombres. Se han dado diferentes interpretaciones identificándolos como naranjas, y estas simbolizarían el origen mediterráneo de los Arnolfini. Otros, los han identificado como melocotones.
·                    Las ropas de los esposos: refuerzan que entendamos la buena posición social que poseían ya que, aunque parece que el cuadro está pintado en tiempo veraniego o primaveral, ellos llevan pesadas túnicas que realzan su alta posición socio económica. Él porta un tabardo oscuro y sobrio y ella un elegante vestido verde, color de la fertilidad. Complementado con collar, anillos y un cinturón, todos ellos de oro. De la mujer podemos destacar el paño que lleva sobre la cabeza, que el pintor ha trabajado minuciosamente dando un papel importante, ya que, Brujas era una cuidad caracterizada por vender los más famosos paños flamencos de la época.
·                    La lámpara: es un candelabro de seis brazos, que sólo tiene una vela encendida, simbolizando el amor era costumbre flamenca encender una vela el primer día de la boda. Pero también recuerda la candela que luce siempre en el sagrario de la iglesia, la permanente presencia de Cristo.
·                    El perro: es símbolo de fidelidad, la cual es imprescindible para el matrimonio. Este se asocia a la figura femenina. Los perros son comunes en la iluminación de manuscritos flamencos, a menudo ocupan un área vacía en el primer plano, lo que sugiere que la función primaria de los animales es la composición.
·                    El espejo: es uno de los ejemplos de minuciosidad microscópica conseguida (mide 5’5 centímetros y cada una de las escenas de la pasión que le rodean mide 1’5 centímetros). En él se refleja a los dos testigos de la boda, esto provoca que el cuadro este lleno de naturalismo y de profundidad. Estos pequeños espejos eran muy populares, se llamaban “brujas” y se usaban para ahuyentar la mala suerte. Este también ha sido interpretado como símbolo de la pureza de la mujer que llega virgen al matrimonio. En torno al espejo se muestran 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis (las paradas del camino de Cristo hasta su muerte en el Gólgota). Su presencia sugiere que la interpretación del cuadro debe ser cristiana y espiritual.
·                    El rosario: era un presente habitual del novio a su futura esposa. El cristal es signo de pureza, y el rosario sugiere la virtud de la novia y su obligación de ser devota.
·                    La gárgola: aparece sobre las manos entrelazadas de la pareja en actitud sonriente. Algunos autores creen que esta es clave para entender el significado del enlace. Y esto podría ser un exorcismo para alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.

Para concluir con los simbolismos, si relacionamos todos la mayoría, hacen referencia a la búsqueda de un hijo. Pero cabe citar que estos no consiguieron cumplir este deseo y por lo tanto desde el punto de vista cristiano de la época no consiguieron culminar el propósito de su enlace.

Respecto a la composición podemos observar que los distintos objetos han sido hábil y racionalmente colocados, de modo que desde adelante hacia atrás, y de arriba a abajo, el espacio pictórico está ocupado casi en su totalidad por algún elemento de carácter tridimensional o por la compleja interacción de las sombras y luces reflejadas.

Finalmente, sobre el destino del cuadro podemos decir que alrededor de 1516, lo sitúan en manos de Don Diego de Guevara, caballero español y amigo de los Arnolfini. En 1516 se lo regaló a Margarita de Austria, gobernadora entonces de los Países Bajos. En 1530 Margarita de Austria lo deja en herencia a su sobrina, María de Hungría, que fue a vivir a España en 1556. Dos años más tarde llegó a las manos de Felipe II. De 1559-1700 se encontró en el Real Alcázar de Madrid. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) apareció en Londres. Hasta 1842 no se supo nada de esta obra, en este año fue trasladada a la Galería Nacional de Londres.

Para concluir, Jan Van Eyck influyó en otros autores como Vermeer, en aspectos como la iluminación utilizando las ventanas laterales.

Velázquez también se inspiró en él, al utilizar el espejo como recurso pictórico, en Las Meninas y La Venus del espejo.

También tuvo Vicent Van Gogh influencia de este, en su gusto por representar los objetos cotidianos presentes en la vida diaria.   



 Ana Ibáñez, Cristina Blas y Carmen Romero

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