La
iglesia del Gesú, iglesia madre de la Compañía de Jesús u Orden de los jesuitas, está situada en la plaza del mismo nombre,
en Roma. Dicha iglesia es iniciada en 1568 y consagrada en 1584.
En
un principio su realización iba a ser llevada a cabo por Miguel Ángel, quien se
ofreció a diseñarla de manera gratuita. A pesar de ello, Alejandro Farnesio
financió su construcción. La muerte de Miguel Ángel impidió que este llevara a
cabo su proyecto, así que el encargado de realizar esta obra arquitectónica fue
Jacopo Vignola, arquitecto preferido
del Papa y gran tratadista de la época.
Esta
obra pertenece al período del Cinquecento
italiano, momento en el que recibía gran importancia la figura humana,
humanismo, el cual se convierte en un tema recurrente durante este periodo.
Aparece la diplomacia desde el aspecto político, creando conexiones
diplomáticas influyendo en los artistas ya que se podían trasladar a muchos
lugares y adquirir conocimientos. En cuanto a la localización Roma pasa a ser
la principal potencia artística, en lugar de Florencia como en el Quattrocento.
Antes
de realizar el análisis de la obra debemos prestar importancia a este modelo de iglesia puesto que su planta
es innovadora, se trata de una planta de cruz latina que destaca por la
existencia de una sola nave enmarcada por una serie de capillas. También
resaltar la fachada inspirada en la realizada anteriormente por Alberti, San
Andrés de Mantua. Este modelo de iglesia fue creado en Roma y posteriormente se
extendió por toda Europa y algunas partes de América.
Entre
los materiales utilizados para la realización de esta obra sobre sale el
ladrillo, el mármol y la piedra, lo que aporta solidez a la iglesia.
En
cuanto al análisis técnico de la obra, como hemos mencionado anteriormente, se
trata de una iglesia con planta de cruz
latina formada por una única nave, lo que permite albergar mayor número de
fieles. Las naves laterales se transforman en capillas para santos como San
Francisco Javier, San Andrés… Otros elementos que mencionar son la bóveda de
cañón y la cúpula, diseñada por Vignola para cubrir el espacio del crucero. Del
interior destaca la ostentosa decoración basada en tonos dorados y el fresco
situado en el techo.
Con
respecto al exterior de esta iglesia, requiere una gran importancia su fachada principal, realizada por Giacomo Della Porta, discípulo de
Miguel Ángel, ya que Vignola no la pudo terminar. Esta fachada está compuesta
por dos pisos, el cuerpo inferior diseñado como un arco de triunfo romano con
pilastras y columnas adosadas, y el superior más estrecho rematado por un
frontón triangular. La diferencia de anchura entre ambos cuerpos Della Porta lo
solucionó incorporando un aletón a modo de voluta, lo que aporta personalidad a
la obra. Esta parte central de la fachada cuenta con un doble frontón
triangular y curvo.
Se
pueden observar elementos clasicistas como el uso de pilastras, aportando un juego
de luces y sombras debido a las entradas y salientes, alejándose ligeramente de
los rasgos renacentistas.
En
conclusión, el diseño de Vignola de la iglesia del Gesú se considera un modelo
de iglesia debido a sus características innovadoras que hacen de ella una
iglesia singular y que supusieron un cambio en la arquitectura posterior de
toda Europa y parte de América.
Almudena Bertolín y Gema Ponz
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