Nos encontramos ante una escultura exenta de bulto redondo realizada por Miguel Ángel Buonarroti en el año 1498
(inicios del Cinquecento). La obra
se encuentra en la Basílica
de San Pedro del Vaticano. Sus dimensiones son 174x195.
La figura se
realizó por encargo de Jean Bilhères, cardenal de san Dionisio. En el contrato
se estipuló el pago de 450 ducados de oro y además, la escultura debía estar
terminada antes de un año, y en efecto, dos días antes de cumplirse el plazo la
obra estaba terminada. El primer emplazamiento de la obra fue la tumba del
cardenal, más tarde, en 1749 fue trasladada a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro.
Miguel Ángel contaba entonces con 24
años. Anteriormente había estado trabajando en la elaboración de figuras de la Virgen con el niño. En
estos momentos el artista reside en Roma. Miguel Ángel elimina el dramatismo
con el que solían tratarse los temas bíblicos. Tras estar acabada se puso en
duda su autoría, era impensable que un artista tan joven pudiese tallar una
imagen tan perfecta. Al enterarse, el artista decidió tallar su nombre en la
cinta que atraviesa el pecho de la virgen, convirtiéndose así en la única escultura firmada por Miguel Ángel.
El tema es claramente religioso, la figura plasma el momento
en el que la Virgen
recoge en su regazo el cuerpo inerte de su hijo tras el descendimiento de la
cruz. El artista florentino consigue transmitir una sensación de melancolía en el rostro de la virgen, pensativo,
inmerso en sus recuerdos.
La escultura está realizada en mármol de carrara, extraído de las
canteras de los Alpes Apuanos de la Toscana. La técnica utilizada en su elaboración
fue la talla y su posterior pulido, según el artista la propia naturaleza de la escultura estaba en el interior del bloque
de mármol. Para Miguel Ángel esculpir consistía en extraer la imagen del
bloque. También se aprecia una técnica utilizada para difuminar y así crear una
sensación de suavidad y dulzura. El manto de la virgen está realizado mediante
la técnica de los paños.
La imagen desprende armonía gracias a
la presencia de una serie de contrastes:
el brazo caído de Jesús y el brazo extendido de la Virgen , la el tratamiento
de claroscuros en el vestido de la
Virgen la piel lisa del cuerpo de Jesús, además de una serie
de contrastes en los ejes verticales y horizontales como las dimensiones de los
cuerpos, el de la Virgen
es más grande, no se trata de un error sino de una corrección óptica para
otorgar un mayor apoyo al Cristo y lograr una mayor estabilidad.
El Cristo presenta un poderoso estudio
anatómico del cuerpo en reposo. El artista elimina el dolor, convirtiéndose
así, al igual que la Virgen ,
en un retrato idealizado. La figura
tiene una expresión placida y descansada dándonos a entender su aceptación a la
muerte. Aunque no emite dolor, sí que aparecen representadas magulladuras de la
pasión, como la herida de lanza en el costado o los estigmas en pies y manos.
Las formas geométricas cobran gran
importancia en el Renacimiento. La escultura tiene composición piramidal y fue esculpida para ser observada
frontalmente. El triángulo en el que está enmarcada guarda relación con la Santísima Trinidad (Padre, Hijo, Espíritu).
Giorgio Vasari, historiador italiano,
afirmó: “Es una obra a la que ningún artífice excelente
podrá añadir nada en dibujo ni gracia, ni, por mucho que se fatigue, en poder
de finura, tersura y cincelado del mármol”.
PIEDAD RONDANINI
Javier Morata H2A
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