LA ALHAMBRA DE
GRANADA
Como aspectos relevantes, antes de empezar el comentario de
la obra, decimos que la Alhambra es el palacio arabe más bello, antiguo y el
mejor conservado.
Los inicios los encontramos en una tribu ibérica, la de los
túrdulos, cuyo primer nombre recibido fue: Ihverir, los romanos años más tarde
la llamaron Iliberis.
Toda la historia y el conflicto que envuelve la Alhambra de
Granada comienza con la invasión musulmana a la Península Ibérica en el 711,
con la llegada de Tariq a las costas de Tarifa. Tras la invasión, en el 745, el
ejército musulmán, procedente de Damasco, se dirige hacia Córdoba para reclamar
su botín. Como ofrecimiento recibieron unas tierras alejadas (Granada). Desde
entonces Iliberis se convierte en Elvira.
En 1238, Granada vivió un nuevo cambio en su historia, cuando
Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr, también
conocido como Ibn al-Ahmar, quien consiguió convertirse en el primer sultán
nazarí y único gobernante musulmán de la Península Ibérica, tras aceptar rendir
vasallaje al rey cristiano Fernando III.
Así comienza el esplendor del reino de Granada, con una
dinastía mermada económicamente por los tributos que ha de pagar a los reyes
cristianos, pero a pesar de las adversidades, logrará sobrevivir todavía dos
siglos y medio, siendo el asedio cristiano el que le hace perder el contacto
que mantenía con el norte de África, provocando su caída, concretamente, el 2
de enero de 1492.
Con su primer sultán de la dinastía Nazarí, el reino de
Granada avanzó hacia su mejor desarrollo social, humanístico, económico,
cultural y artístico, plasmado en una mejora de la agricultura, el gran
surgimiento de poetas y el desarrollo del comercio y la artesanía.
Uno de los hechos que más destacó por encima de muchos otros,
por su gran importancia y maestría, que trajo consigo una gran aportación al
ámbito artístico, fue la construcción de la Alhambra. En su momento, ésta había
sido una fortaleza en ruinas, tal como fue encontrada por el primer sultán
nazarí, por lo que será transformada en la mejor herencia de España musulmana.
La Alhambra, cuyo nombre proviene del color rojizo de sus
muros: “Qal´at al-Hamra” (castillo Rojo), se encuentra ubicada en la colina de
al-Sabika, a una altura de 790 metros. En su margen izquierdo, nos encontramos
los ríos Darro y el Genil, también,
podemos visualizar las altas cumbres de Sierra Nevada, desde cualquier
punto de la colina.
Esta majestuosa obra comenzó a construirse durante el mandato
de Ibn al-Hamar, ya que tenía como propósito convertirla en la residencia real.
Toda la construcción en sí, se la debemos a todos los añadidos y ampliaciones
llevadas a cabo por los sultanes nazaríes a lo largo del tiempo. Por lo que
decimos que la construcción del recinto amurallado fue obra de diversos
monarcas: Mohamed I, Mohamed II y Mohamed III. Sin embargo, la mayoría de las
construcciones de la Alhambra las
llevaron a cabo Yusuf I y Mohamed V.
Cuando los reyes católicos conquistaron granada en 1492, dejaron la Alhambra al cuidado de
una familia de nobles, quienes no realizaron
ninguna remodelación, sí lo haría unos años después, Carlos V.
El palacio de la
Alhambra, como todos los palacios árabes, cuenta con una estructura en su
interior, que lo divide de tal forma que se puedan llevar a cabo la doble
función típica que se desempañaba en ellos. Tiene dividida sus dependencias,
para llevar a cabo de forma satisfactoria
todas sus funciones.
En lo referente al análisis artístico de este conjunto
arquitectónico, es muy importante señalar los materiales empleados, ya que los
elementos que se usaron para levantar este palacio-fortaleza son pobres y
modestos: mampostería, ladrillo recubiertos de paneles de yeso y estuco (mezcla
de yeso con mármol), mármol en las columnas y suelos, y madera en los techos.
Esto es lo que le otorga a la Alhambra ese calificativo de maravilla, tras
haber conseguido tanta belleza, con unos materiales sumamente limitados para
crear una verdadera obra de arte.
La decoración es delicada, gracias a los elementos
decorativos presentes: la epigrafía, el ataurique y la geometría.
La epigrafía, es decir, la clásica decoración caligráfica
ocupa todo el recinto.
El ataurique o decoración vegetal, que en el caso de la
Alhambra, será el elemento más utilizado.
La geometría presente en las lacerías y en labor de sebka.
Particularmente rica, es la decoración en mocárabes de las
techumbres aparentemente abovedadas.
Otro de los tesoros de la Alhambra, es que en ella se utiliza
el agua como elemento decorativo. Los colores, la luz y la vegetación, son
también vitales en la decoración de la Alhambra, ya que cada uno desempeña un
papel importante en cada una de las diferentes salas.
La arquitectura creada por medio del conjunto y equilibrio
entre todos estos elementos decorativos, se concibe como una singular
experiencia sensorial, en donde es importante la vista, el tacto, el oído y el
olfato.
Por último, es importante destacar que la Alhambra cuenta con un gran número de
palacios y salas, pero solo nos paramos a destacar en este momento uno de
tantos elementos, como es: “El Mirador de Daraxa”.
Desde la sala de los
Ajimeces, entramos al mirador por un gran arco apuntado de mocárabes, en el que
encontramos un poema en las inscripciones que decoran sus jambas, junto con un
zócalo de azulejos de color negro,
blanco y amarillo, bellísimo por su finura y destreza a la hora de realizar el
complicado motivo que exhibe. El suelo también es de azulejos, aunque se
encuentra muy deteriorado.
El interior del mirador es una sala rectangular, con dos
arcos laterales y uno doble frente a la entrada que mira al Patio de Daraxa, que
fue cerrado por las habitaciones de Carlos V.
Sobre los vanos se encuentran unos arcos apuntados de
mocárabes, en cuyos paños aparecen inscripciones de alabanza a Dios, a Mohamed
V y poesías.
Gustavo Armas.
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