jueves, 5 de febrero de 2015

La Alhambra de Granada

LA ALHAMBRA DE GRANADA


Como aspectos relevantes, antes de empezar el comentario de la obra, decimos que la Alhambra es el palacio arabe más bello, antiguo y el mejor conservado.

Los inicios los encontramos en una tribu ibérica, la de los túrdulos, cuyo primer nombre recibido fue: Ihverir, los romanos años más tarde la llamaron Iliberis.

Toda la historia y el conflicto que envuelve la Alhambra de Granada comienza con la invasión musulmana a la Península Ibérica en el 711, con la llegada de Tariq a las costas de Tarifa. Tras la invasión, en el 745, el ejército musulmán, procedente de Damasco, se dirige hacia Córdoba para reclamar su botín. Como ofrecimiento recibieron unas tierras alejadas (Granada). Desde entonces Iliberis se convierte en Elvira.

En 1238, Granada vivió un nuevo cambio en su historia, cuando Muhammad Ibn Yusuf Ibn  Nasr, también conocido como Ibn al-Ahmar, quien consiguió convertirse en el primer sultán nazarí y único gobernante musulmán de la Península Ibérica, tras aceptar rendir vasallaje al rey cristiano Fernando III.

Así comienza el esplendor del reino de Granada, con una dinastía mermada económicamente por los tributos que ha de pagar a los reyes cristianos, pero a pesar de las adversidades, logrará sobrevivir todavía dos siglos y medio, siendo el asedio cristiano el que le hace perder el contacto que mantenía con el norte de África, provocando su caída, concretamente, el 2 de enero de 1492.

Con su primer sultán de la dinastía Nazarí, el reino de Granada avanzó hacia su mejor desarrollo social, humanístico, económico, cultural y artístico, plasmado en una mejora de la agricultura, el gran surgimiento de poetas y el desarrollo del comercio y la artesanía.

Uno de los hechos que más destacó por encima de muchos otros, por su gran importancia y maestría, que trajo consigo una gran aportación al ámbito artístico, fue la construcción de la Alhambra. En su momento, ésta había sido una fortaleza en ruinas, tal como fue encontrada por el primer sultán nazarí, por lo que será transformada en la mejor herencia de España musulmana.

La Alhambra, cuyo nombre proviene del color rojizo de sus muros: “Qal´at al-Hamra” (castillo Rojo), se encuentra ubicada en la colina de al-Sabika, a una altura de 790 metros. En su margen izquierdo, nos encontramos los ríos Darro y el Genil, también,  podemos visualizar las altas cumbres de Sierra Nevada, desde cualquier punto de la colina.

Esta majestuosa obra comenzó a construirse durante el mandato de Ibn al-Hamar, ya que tenía como propósito convertirla en la residencia real. Toda la construcción en sí, se la debemos a todos los añadidos y ampliaciones llevadas a cabo por los sultanes nazaríes a lo largo del tiempo. Por lo que decimos que la construcción del recinto amurallado fue obra de diversos monarcas: Mohamed I, Mohamed II y Mohamed III. Sin embargo, la mayoría de las construcciones  de la Alhambra las llevaron a cabo Yusuf I y Mohamed V.

Cuando los reyes católicos conquistaron granada  en 1492, dejaron la Alhambra al cuidado de una familia de nobles, quienes  no realizaron ninguna remodelación, sí lo haría unos años después, Carlos V.

El palacio de  la Alhambra, como todos los palacios árabes, cuenta con una estructura en su interior, que lo divide de tal forma que se puedan llevar a cabo la doble función típica que se desempañaba en ellos. Tiene dividida sus dependencias, para llevar a cabo de forma satisfactoria  todas sus funciones.

En lo referente al análisis artístico de este conjunto arquitectónico, es muy importante señalar los materiales empleados, ya que los elementos que se usaron para levantar este palacio-fortaleza son pobres y modestos: mampostería, ladrillo recubiertos de paneles de yeso y estuco (mezcla de yeso con mármol), mármol en las columnas y suelos, y madera en los techos. Esto es lo que le otorga a la Alhambra ese calificativo de maravilla, tras haber conseguido tanta belleza, con unos materiales sumamente limitados para crear una verdadera obra de arte.

La decoración es delicada, gracias a los elementos decorativos presentes: la epigrafía, el ataurique y la geometría.

La epigrafía, es decir, la clásica decoración caligráfica ocupa todo el recinto.

El ataurique o decoración vegetal, que en el caso de la Alhambra, será el elemento más utilizado.

La geometría presente en las lacerías y en labor de sebka.

Particularmente rica, es la decoración en mocárabes de las techumbres aparentemente abovedadas.
Otro de los tesoros de la Alhambra, es que en ella se utiliza el agua como elemento decorativo. Los colores, la luz y la vegetación, son también vitales en la decoración de la Alhambra, ya que cada uno desempeña un papel importante en cada una de las diferentes salas.

La arquitectura creada por medio del conjunto y equilibrio entre todos estos elementos decorativos, se concibe como una singular experiencia sensorial, en donde es importante la vista, el tacto, el oído y el olfato.

Por último, es importante destacar  que la Alhambra cuenta con un gran número de palacios y salas, pero solo nos paramos a destacar en este momento uno de tantos elementos, como es: “El Mirador de Daraxa”.



Desde la sala de los Ajimeces, entramos al mirador por un gran arco apuntado de mocárabes, en el que encontramos un poema en las inscripciones que decoran sus jambas, junto con un zócalo  de azulejos de color negro, blanco y amarillo, bellísimo por su finura y destreza a la hora de realizar el complicado motivo que exhibe. El suelo también es de azulejos, aunque se encuentra muy deteriorado.

El interior del mirador es una sala rectangular, con dos arcos laterales y uno doble frente a la entrada que mira al Patio de Daraxa, que fue cerrado por las habitaciones de Carlos V.

Sobre los vanos se encuentran unos arcos apuntados de mocárabes, en cuyos paños aparecen inscripciones de alabanza a Dios, a Mohamed V y poesías.




Gustavo Armas.

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