El
profeta es una escultura de bronce que pertenece al expresionismo principalmente, aunque también recibió influencia del
cubismo.
Fue
realizada en 1933 por el escultor y pintor español Pablo Gargallo. Nació en
Maella (Zaragoza) y fue uno de los artistas más destacados del siglo XX y uno
de los precursores del empleo del hierro. Sus antecedentes familiares tienen
mucho que ver con ello, puesto que su padre poseía una herrería donde aprendió
la técnica de la forja.
Pronto
tuvo que emigrar a Barcelona donde se familiarizó con el movimiento modernista
y comenzó su formación artística en el taller del escultor Eusebio Arnau. Allí,
también mantuvo contacto con jóvenes artistas como Picasso. Más tarde, hacia 1923 se trasladó a París donde se interesó
por la escultura de Rodín pero lo
que más le influyó sin duda, fue el cubismo de Picasso.
A
lo largo de su carrera mantuvo dos estilos aparentemente distintos, uno clásico, relacionado con el modernismo
en sus inicios, y otro vanguardista
en el que experimenta con la desintegración del espacio y las formas y los
materiales.
La
gran aportación de Gargallo fue su intento de esculpir el vacio, el hueco, ya que para él tuvo más
relevancia que el propio volumen. Creó un lenguaje en la escultura que anunciaba el desarrollo de la abstracción
y además dotó a sus figuras de gran dramatismo
expresivo. Muestra de todo esto es su obra escultórica “El profeta”, una de
las últimas obras del artista.
Se
trata de una escultura de bronce, exenta
de bulto redondo y cuyas dimensiones son 2,35
metros.
En
cuanto al tema representado, se
encuentra a medio camino entre lo mítico y lo religioso, porque aunque su título,
nos sugiera contenidos religiosos, la propia actitud del autor frente a la
religión (nunca demasiado explicita), así como la expresión y construcción
volumétrica recuerda más a un superhombre.
La figura representada es un hombre que está gritando, una figura poderosa,
amenazante, con una mano levantada en actitud de orador, y otra que sujeta el
bastón.
En
lo que respecta al modelado, por una
parte el propio tacto del bronce produce zonas donde la luz resbala, mientras
que su composición a través de
formas cóncavas y convexas crea profundos claroscuros que reafirman su
terminación en negro.
Se
trata de una escultura bastante dinámica,
donde se puede observar claras líneas de composición: una línea vertical desde su brazo levantado hasta
su pie y otra formada por el bastón que porta en su otra mano. La escultura se
encuentra levantada sobre una pequeña
base siguiendo el modelo de “Los burgueses de Calais” de Rodín.
Fue
realizada a lo largo de más de 20 años y hoy en día se encuentran siete
ejemplares numerados, ya que Gargallo debido a la innovación permanente en su
trabajo realizó diversas plantillas
previas, que le permitieron realizar diferentes versiones de esta misma
obra. Actualmente se encuentra en el museo Reina Sofía de Madrid.
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