domingo, 17 de mayo de 2015

Los jugadores de cartas

LOS JUGADORES DE CARTAS
Los jugadores de cartas es una serie de cinco cuadros sobre el tema de la partida de cartas que realizó el pintor francés Paul Cezanne entre 1890 y 1895.
Esta obra pertenece al post-impresionismo. Es una corriente que se desarrolla entre 1885 y 1900 aproximadamente y en él se agrupan las tendencias más diversas de la época junto a autores de la talla de Edvard Munch, Van Gogh... El post-impresionismo es un movimiento de reacción al impresionismo y se dividió en dos fases: el puntillismo y el simbolismo. Se aprovecharon los avances del impresionismo sobre la teoría del color e independencia de los temas y se introdujeron factores nuevos que revalorizaron la importancia del arte.
Paul Cezanne nació en Francia en 1839. Se le consideró el padre de la modernidad. En 1857 inició sus estudios artísticos en el L' Ecole Municipal Libre de Dessien. No logró superar el examen de ingreso y volvió a su tierra natal para dedicarse a la pintura. Sus primeras obras son de estilo suave romántico. Junto a otros pintores del momento presentó en París una exposición en cuyas obras domina la luz y el color pero no solo no tuvo éxito social sino que fue motivo de risas y burlas durante años. Por fin en 1882, el Salón Oficial, admitió una obra suya pero esto tampoco ayudó mucho a su vida artística. Es en el comienzo del siglo XX cuando sus obras empiezan a cotizarse  pero pronto al mismo tiempo su salud empeoró hasta que falleció en 1906.
El último cuadro de la serie es el más importante y conocido de todos. Los protagonistas de las telas son los campesinos de Aix y el jardinero del Jas de Bouffan, Vallier. Las fuentes de inspiración empleadas por Cézanne posiblemente fueran los jugadores de cartas pintados por Le Nain y Chardin. 
Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los codos. Una alta botella nos da paso hacia la cristalera del fondo, por la que se intuye un abocetado paisaje. Los dos hombres están concentrados en el juego, interesándose el maestro en captar sus expresiones, y se presentan tocados con sendos sombreros típicos de las clases sociales humildes de la Provenza. El espectador se convierte en uno de los frecuentes observadores que contemplan estas partidas en las tabernas, al situarnos el maestro en un plano cercano a la escena y no hacer apenas referencias espaciales. La iluminación artificial se manifiesta en las sombras, especialmente en el reflejo blanco de la botella. La perspectiva es simple,  unos objetos tapan a otros sin más.

Pero una vez más, el protagonista del lienzo es el color que inunda todos los rincones de la tela. El hombre de la derecha viste una chaqueta de tonalidades grises amarillentas que tiene su continuidad en el pantalón de su compañero, vestido éste con una chaqueta de tonalidades malvas que se mezclan con diversos colores. El fondo se obtiene gracias a una mezcla de tonos aunque abunden los rojizos, en sintonía con la mesa y el mantel. La aplicación del color se realiza a base de fluidas pinceladas que conforman facetas, elementos identificativos del cubismo, del cual Cezanne es considerado como padre del movimiento que se caracteriza por tratar las formas de la naturaleza por medio de figuras geométricas, fragmentando líneas y superficies. Se adopta así la llamada "perspectiva múltiple": se representan todas las partes de un objeto en un mismo plano. La representación del mundo pasaba a no tener ningún compromiso con la apariencia de las cosas desde un punto de vista determinado, sino con lo que se sabe de ellas. Por eso aparecían al mismo tiempo y en el mismo plano vistas diversas del objeto: por ejemplo, se representa de frente y de perfil; en un rostro humano, la nariz está de perfil y el ojo de frente; una botella aparece en su corte vertical y su corte horizontal. Ya no existe un punto de vista único. No hay sensación de profundidad. Los detalles se suprimen, y a veces acaba representando el objeto por un solo aspecto, como ocurre con los violines, insinuados sólo por la presencia de la cola del mismo.
A diferencia del impresionismo del que Cézanne parte, en este trabajo prima el volumen y la forma sobre la luz, obteniendo ese volumen gracias al color en estado puro.

Este cuadro de la serie se convirtió en la segunda obra de arte vendida por más dinero en la historia, más de 250 millones de dólares se pagaron por ella. Actualmente se encuentra en el Museo de Orsay, en París.

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