sábado, 16 de mayo de 2015

LAS SEÑORITAS DE AVIGNON

Pablo Ruiz Picasso pinta en 1906 uno de los cuadros más trascendentales de la historia de la pintura, Las señoritas de Avignon. Esta obra es el punto de partida del cubismo, El movimiento nació en Francia y tuvo su apogeo entre 1907 y 1914. El término cubismo proviene del vocablo francés cubisme, que fue propuesto por el crítico Louis Vauxcelles. Este especialista hacía referencia a los cubos que aparecían en las pinturas de artistas como Pablo Picasso  y Georges Braque.
Los cubistas buscaban descomponer las formas naturales y presentarlas mediante figuras geométricas que fragmentaban las superficies y las líneas. Esta perspectiva múltiple permitió, por ejemplo, reflejar un rostro tanto de frente como de perfil, ambos a la vez.

Otra característica del cubismo es la utilización de colores apagados como el verde y el gris, sobre todo en la primera época del movimiento. Con el tiempo, los cubistas comenzaron a incorporar colores más vivos. Planteó una nueva forma de arte; donde forma, perspectiva, movimiento y espacio eran protagonistas pero eran comprendidas de una forma estética muy diferente a la hasta entonces conocida. Se trataba de un arte mental, es decir que se desliga de la interpretación o la semejanza a la naturaleza.
Existen dos fases bien diferenciadas:
·         Cubismo Analítico: se lo conoce también como cubismo puro y es el más complejo de comprender. Se basa en la descomposición de formas y figuras geométricas para analizarlas y reordenarlas de una forma diferente y descompuesta.
·         Cubismo Sintético: le siguió a la corriente anterior y se basó en la recomposición de los objetos, es decir ya no en el análisis detallado de sus formas, sino en captar la esencia de su fisonomía. Estos artistas resaltaban a través de colores y formas predominantes las partes más significativas de la figura.
Respecto al propio comentario de la obra:
Se trata de un óleo sobre lienzo, podemos identificar a cinco figuras femeninas, que se organizan en tres bandas verticales, siendo las dos figuras centrales las más clásicas, su posición se asemeja como si fueran las “venus” representadas en etapas artísticas anteriores. Estas son dibujadas desde un punto de vista alto, aunque las otras tres son vistas desde una posición frontal.
Los colores están aplicados de forma plana, renunciando a los principios de iluminación, sombras y volúmenes tradicionales en la pintura.
Sus rostros aparecen deformados, guardando similitud con las máscaras africanas, así Picasso quiere resaltar la naturaleza indomable de las mujeres.
Nos es imposible saber si la obra está realizada en el interior o el exterior, aunque la presencia de la cortina da un aspecto de teatralidad. Con esta obra Picasso, se acerca al desnudo femenino pero desde una óptica distinta, rompe con las reglas de la perspectiva, aunque ahora llega mucho más lejos pudiendo mostrar un rostro desde dos puntos de vista, frontal y lateral.
Como curiosidad hay que señalar que esta obra no fue expuesta por primera vez 1916, nueve años después de ser pintada, también es curioso que Picasso no le otorgo ningún nombre a esta obra y hay varias tesis sobre quién y cómo le fue puesto este título.

Con esta obra se podría concluir que se inicia el periodo cubista que, un estilo del que Picasso junto a los pintores Braque y Juan Gris fueron los máximos representantes y suponía un nuevo acercamiento a la pintura en el que las leyes de la perspectiva se veían alteradas y las formas de los objetos quedaban reducidas a formas geométricas planas en un intento de captación más intelectual  y menos emocional de la realidad.


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