Nos
encontramos ante un óleo sobre lienzo realizado en 1891 por el pintor francés
Paul Gauguin. Dicha obra pertenece al postimpresionismo
desarrollado a finales del siglo XIX y principios del XX, el cual utilizó el
movimiento impresionista como punto de partida y fuente de inspiración.
Algunas
de las características más
destacadas de este movimiento son las siguientes: individualidad del artista,
es decir, cada pintor tiene su estilo
propio, rompen con las normas establecidas, como por ejemplo la perspectiva y
se da mayor importancia al dibujo que al color.
Paul
Gauguin nació el 7 de junio de 1848 en París
y pasó los primeros años de su infancia en Perú, donde su padre murió, y
tras ello su familia y él volvieron a Francia. Allí estudió, se embarcó en la
marina mercante y se convirtió en un
agente de bolsa de París con éxito.
Esta
situación cambio debido al hundimiento de la bolsa en 1883, que hizo que
Gauguin pasara de ser un aficionado al arte a
dedicarse por completo a la pintura.
A
lo largo de su vida artística vivió en diferentes lugares y realizo diversos
viajes por todo el mundo, por los cuales su pintura se vio influenciada. Además
recibió otras influencias de artistas
como Pissarro y Cezánne.
Uno
de los viajes más destacados fue en 1891 que viajo a Tahití para evadirse de la sociedad europea de su época, buscando
una naturaleza extraña, lejana y exótica, con gentes no corrompidas por el progreso, lo artificial
y lo material.
Las
características esenciales de su pintura experimentaron pocos cambios, mantuvo
la expresividad cromática, el rechazo a la perspectiva y la utilización de
formas amplias y planas. Sin embargo, influido por el ambiente tropical y la
cultura polinesia, su obra fue cobrando fuerza expresiva a medida que el tema
se fue haciendo más característico, la escala de sus cuadros mayor y sus
composiciones más simples. Su temática
abarco desde escenas de la vida cotidiana hasta inquietantes escenas de
desconfianza.
Las
Tahitianas es una
obra que el artista realizó durante su primer año de estancia en Polinesia. Las
mujeres indígenas y su vida cotidiana se convirtieron en las principales
protagonistas de sus cuadros, por ello, en este lienzo aparecen dos jóvenes
tahitianas sentadas en la playa, una de ellas realiza un trabajo artesanal
mientras que la otra tiene una actitud pensativa.
Las
jóvenes aparecen en posturas enfrentadas, es decir, una de espaldas y otra de
frente. Una de ellas viste una falda decorada a la moda indígena que llamo
tanto la atención al artista y la otra joven un vestido rosa típico de las
misioneras.
La
técnica utilizada en este lienzo es
el “cloissonismo”,
una técnica desarrollada en el siglo XIX que utiliza colores planos en
contornos oscuros, perfectamente limitados, consiguiendo de esta forma que
destaquen sobre el fondo. Se caracteriza por su efecto decorativo, su calidad
formal y sus pinturas no tienen profundidad ni sombras.
En
cuanto a la composición, es simple y
se divide en dos triángulos formados
por cada una de las mujeres. También encontramos un eje horizontal en la línea
del mar y otro vertical que divide la escena en dos partes. La perspectiva en
el cuadro no cobra gran protagonismo, ya que para Gauguin el verdadero
protagonista era el color.
Predominan
los colores cálidos como el marrón-amarillo
de la arena, el rosa del vestido de la joven de la derecha y el rojo del pareo
de la joven de la derecha. En contraposición se observan colores fríos como el
blanco de la camisa y el verde y azul del mar.
Este
lienzo de 69 cm x 91,5 cm se localiza en el museo de Orsay de París y también es conocido con el nombre de
“Tahitianas en la playa”. Cabe destacar que existen diferentes representación
de este mismo cuadro.
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